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Narra Laura

—¡ROSS!—exclamó Zoe moviéndose como una lombriz entre los brazos de los policías—¡NO DEJES QUE ME HAGAN ESTO!

—¡Ya tuve suficiente de ti, Zoe Burgos!—exclamó harto—¡No me vuelvas a hablar, no me vuelvas a mirar, y no quiero que salga mi nombre de tu asquerosa boca!

—¡PERO MI AMOR!—Zoe lloraba a mares, la verdad me daba pena, ella lo amaba pero no de la forma correcta—¡Pero tú me amas..!

—¡YO TE ODIO!

Toda la sala callo. Ya todos habían parado de murmurar. Zoe derramaba lagrimas sin pestañear. Ojos rojos como la misma sangre. No se movía, no hacia nada. Se la llevaron de la sala como si fuera una estatua. Y ahí se escucho un grito fuerte, femenino y desgarrador. Un solo grito, lleno de rabia.

La verdad es que me da pena, Zoe. Demasiada, para ser exactos. Creo que Ross piensa lo mismo, pues desde que salió de la sala está deprimido.

Narra Ross

Me da pena por ella. Tal vez me ame, pero yo no la amo, y ella debería entender eso. Después de lo sucedido, fuimos a casa y nos dormimos instantáneamente. Nos habíamos quedado sin sirvienta, y no sabíamos cómo hacerle. Pero descuiden, tengo a alguien en mente.

Me levante temprano, ya que tenía que llamar a Carol. Y así fue:

¡Ross! ¡Cuánto tiempo que no me hablas!

Si, ha pasado mucho tiempo ¿Como estás?—dije con pesadez, ya que me acababa de levantar.

Me encontraba bien, pero ahora mejor.

Ehh..Okey, me preguntaba si podrías ser mi sirvienta, en la casa.

¿¡Cuando empiezo?!

Mañana o cuando quieras.

¡Voy para allá! Nos vemos en un segundo.

Y me colgó. Demonios, agradezco que vivo con Laura.

—¡BICHITO!—grite lo más alto que pude.

—¿¡QUE QUIERES GATO ESTUPIDO?!—respondió tan dulce como siempre.

—¡Prepárate, conseguí una nueva sirvienta!–grite sentándome en la mesa.

—¡Ya bajó! Espero que no sea una maniática droga personas..—dijo Laura bromeando y escuche la puerta del baño cerrarse.

Tal vez ella hubiera querido hacerme reír, pero no causaba nada de gracia. Que alguien la drogara significaba la probabilidad de morir. Su vida me importa, y ella no lo nota.

Luego de unos minutos, Laura bajo hacia la sala.

—¿Quien es?

—¿Recuerdas el doctor que te atendió en el hospital?—ella asintió—su hija.

—Okay, iré a preparar algo de café para nuestra nueva invitada—sonrió alegre y se fue dando saltitos hacia la cocina.

Yo sonreí enternecido. Una niña atrapada en el cuerpo de una mujer.

¡DING DONG!

Y..el timbre suena sacándome de mis pensamientos. Me levanto de mi silla y corro hacia la puerta. La abro y ¡BAM! Ella se estampa en mi. Me abraza enloquecida.

—¡Hola Hola Hola Hola Hola!—me sacudió como si fuera un peluche.

—¿Hola?—dije extrañado y algo aterrado.

—¡Entremos y hablemos de mi estancia aquí!—me arrastró a MI propia casa y me sentó al frente de ella.

—Ha pasado tanto tiempo que no recuerdo casi nada ¿Vives solo? ¿Tienes novia?—dijo rizándose con el dedo un mechón de cabello.

En ese instante TAN incomodo se escuchan unos cristales estrellar contra el piso.

—¿¡LAURA!?—corrí como si estuviera en la película de "Cars" y encontré todo el juego de cafés en el suelo.

Ella se chupaba el dedo índice. Demonios, se había cortado.

—Aparte de esta cortada ¿Te paso algo más?

—Al parecer el café también está en contra de mi blusa, así que se estrelló OTA VEZ con mi camiseta blanca—dijo sarcástica, ni siquiera me había dado cuenta de que la llevaba puesta.

—Vamos.

La tome de la muñeca y la lleve conmigo a la sala. La senté a mi lado y le saque el dedo de su boca y lo metí a la mía. Carol me había seguido como mi propia sombra y no había parado de mirar la escena.

—¿Porque hiciste el maldito cafe? Tú nunca haces café en las mañanas..—dije algo molesto.

—Es que hoy quería hacer café para nuestra invitada..—dijo ella desilusionada.

—¡¿Nuestra invitada?!—exclamó Carol—¡¿Tú vives aquí?!

—Si, mucho gusto soy Laura—extendió su mano sana.

—Si, ya me aprendi el nombre cuando Ross lo grito al unísono—rodó los ojos cruzándose de brazos.

—Oh, pues mucho gusto como sea—sonrió ella.

—Ahm..¿Ustedes son algo?—preguntó Carol nerviosa.

—No, solo buenos amigos—dije simple y sonriente.

—MUY buenos amigos ¿No creen?—sonrió algo falso mientras jugueteaba con sus manos tiesas.

—Amm..¿Si?—dijo Laura algo confundida.

Demonios, presiento que esto fue una mala idea. Pero no las culpo, a todas las chicas a las que les guste, es que..soy endemoniadamente sexy ¿No creen? (Comenten lo que piensan)

ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora