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Sigo pensando en aquellas palabras del cura: "lo que unió Dios que no lo separe el hombre".
Creo que en nuestro caso hubiera quedado de distinta manera: "lo que unió el hombre ojalá lo separe Dios" pero sólo estoy divagando mientras me las arreglo para sonreír en las fotos y cuando por fin finalizan los flashes, me duelen las mejillas.
Ya quiero que termine este maldito día y eso que apenas va comenzando.
Connor me lleva hasta su auto deportivo–donde obviamente no puede faltar un letrero en la parte trasera que diga: "Recién casados", debo admitir que un coche tan masculino se ve ridículo con ese cartel–y abre la puerta amablemente para mi con una sonrisa de oreja a oreja. Intento devolversela pero creo que me sale más como una mueca.
Él parece feliz ¿Por qué está feliz? ¿qué no le molesta todo este teatro como a mi? ¿le agrada saber que ahora estará amarrado a mi de por vida? ¿Y deberá soportar todas mis manías de limpieza? Seguro que no, es como todos los hombres y sólo piensa en la noche de bodas...
Me estremezco. Definitivamente se llevará una gran decepción cuando...
Alejo esos pensamientos y me veo enredada en otras preguntas.
¿Dónde viviremos? ¿Trabajará todo el tiempo? ¿Me ve como una esposa trofeo? ¿O como su criada? ¿Será un holgazán? O peor aun ¿machista? ¿alcohólico? Si resulta alguna de esas pediré el maldito divorcio, no me importa lo que digan después los amigos de mi madre o los padres de él.
Escucho como tararea mientras conduce. ¡Dios! Luce tan despreocupado y yo aquí pensando en mil cosas sobre nuestra próxima vida juntos, ¿es que no le importa nada?
—¿Quieres oír algo de música? ¿Qué te gusta? Tengo de todo... o puedo poner la radio—. Me pregunta como si fuera un día cualquiera y no nos acabáramos de casar.
Dudo si responderle mal es buena opción pero al final suspiro.
—Esta bien, pon lo que sea, tal vez coincidimos en algo—.
La sonrisa vuelve a su rostro y comienza a presionar algunos botones hasta que se escucha Adventure of the lifetime de Coldplay.
—Buena elección—. Le digo mientras sonrio. Esa canción es de mis favoritas.
—¿Eso quiere decir que coincidimos con Coldplay?—.
Asiento al ritmo de la música y él parece aliviado.
Mientras vamos de camino a donde será la recepción logramos mantener una buena conversación sobre las canciones que se van reproduciendo.
Al final decidimos que coincidimos en la mayoría excepto en Il Volo un grupo que no conocía hasta que apareció una canción de ellos en el playlist de Connor y se me quedó algo grabada.
Pasamos a los periodistas e invitados que se encuentran en la entrada para ingresar por otra parte.
—Espero que no sea siempre así—. Murmuro al verlos.
—No te preocupes, en unos días se les olvidará—.
—Eso espero, no estoy acostumbrada a ellos—.
Otra razón por la cuál odiar esta boda: el revuelo que causó en los medios. Porque claramente un gerente general de una empresa tan grande como lo es Blake Company no se casa tan repentinamente con una don nadie a menos que esconda algo... como un embarazo, o algo así dijeron en un programa de chismes.
Mi maridito estaciona el coche y sale, con unas zancadas llega a mi lado.
—¿Vamos señora Blake?—. Me dice y toma mi mano.
Espero que Connor sea así siempre, de verdad que me gustó charlar con él, no es tan aburrido como pensé.
—¿Ocurre algo?—. Pregunta nervioso.
—No, es sólo que debo acostumbrarme al nuevo apellido—. Sonrio y él también.
El lugar donde es nuestra recepción es la hacienda de sus padres a las afueras de la ciudad, es muy conocida porque la rentan para otros eventos y ahora será el nuestro.
Es muy grande, con un aspecto rústico que le da clase, tiene varias habitaciones, una piscina, salón, un jardín inmenso, hay un almacén de vinos, cocina completa y creo que tienen un establo con caballos para realizar sesiones de equinoterapia, la cual también les genera ingresos.
Meredith, mi suegra, es quien decidió que realizaramos la recepción allí ya que en el enorme salón y jardín cabían todos los invitados que ella quería.
Connor me lleva por el lugar hasta que encontramos el salón adornado completamente, donde una gran cantidad de personas nos recibe con aplausos, algunos de ellos con abrazos y felicitaciones durante lo que nos toma llegar a nuestra mesa.
En cuanto nos sentamos no tardan en aparecer los meseros con algunos aperitivos para después traernos la comida. Mamá fue quien eligió el menú y todos lo comen con gusto pero yo casi no tengo hambre, así que pruebo un poco de todo sin llegar a terminarmelo.
Me excuso para ir al baño y siento la mirada de Connor en mi pero decido ignorarlo.
Cuando llego al baño me doy cuenta de que esta vacío y casi salto de felicidad. Me miro en el espejo y la chica del otro lado pierde la sonrisa.
No se parece a mi con ese peinado tan extravagante que mantiene su cabello castaño a raya, ni con el maquillaje que le da algo de color a su piel clara y mucho menos con este vestido tan ajustado.
El vestido es el mayor problema, porque el maquillaje y el pelo me hacen lucir bonita, la falda es muy voluminosa y por si fuera poco tengo toda la espalda descubierta, el encaje es bonito pero... ¡Lo odio!
Me giro para ver mi espalda desnuda ¡Este vestido es una abominación!
Cubro mi rostro con mis manos y gimo.
—¿Maddie? ¿Qué ocurre?—.
Levanto la mirada y me encuentro con mi hermana.
—Hola—sonrio—solo necesitaba refrescarme un poco—.
Ella me mira con preocupación y se acerca a mi para empezar a inspeccionarme.
Sabe que algo va mal pero no le puedo decir que todo el evento es una farsa y no quería casarme. Se enfadará mucho con papá y conmigo por permitirlo.
—Noté que no comiste y cuando te levantaste y vi la mirada que te lanzó Connor tuve que venir a ver que pasaba—.
—Estoy bien... algo abrumada pero supongo que es normal ¿No?—.
Liv sonríe.
—Claro que si, apuesto que tienes un millón de preguntas pero todas se resolverán con el tiempo, ya lo verás—. Me abraza y se aparta para darme un rápido vistazo.
—Estas fantástica—.
—No crees que el vestido es muy...
—Es perfecto ¿Has notado como tienes a Connor gracias a esta linda tela?—.
—¿Cómo?—.
—¡Maddie! Prácticamente está babeando por ti—.
—¿En serio?—.
—No puedo creer que no lo hayas notado o que él no te dijera que estas hermosa—.
—No es de los que hacen cumplidos—. Me encojo de hombros.
—Pues tendrá que hacerlo, no permitiré que no le digan a mi hermana lo linda que se ve cada día—.
Sonrío y vuelvo a abrazarla.
—Eres la mejor Liv, volvamos a la fiesta—.
La tomo del brazo y salimos del baño.

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