Capítulo 15 - Boda II

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NUESTRO SECRETO

Capítulo 15

La Boda II

~Asura Tredyan~

Ahí estaba caminando hacia el altar bajo la melodía de la marcha nupcial solo para sellar mi vida con un hombre al que no amaba, ahí estaba a punto de firmar la sentencia sin retorno, cruelmente ya no había dudas, Aleth me había dado su respuesta... 'ya no... no te quiero...' y ninguna razón para negarme a seguir con esto. Si dijera no, poco importaría que mis "colaboradores" se cobraran conmigo sus frustraciones, pero la idea de que su venganza se extendiera a toda la familia de Zeth, era una situación que no podría permitirme en la conciencia, ni en el corazón aun estando muerta. Poco dista ahora mi vida de la muerte interior, del sutil infierno de la vida diaria, de su ausencia.

Mirar a la multitud de tantos desconocidos presenciando el más funesto momento de mi vida solo me obligaba a guardar la compostura. Allí en el altar estaba él, mi padre ficticio me entregaba a él con la típica frase -Te entrego lo más valioso para mí, espero que sepas cuidarla- En tanto mi madre falsa lloraba dramáticamente mientras su supuesta hija se casaba con el 'amor de su vida'

-Quiero que sepa que soy consciente de la preciosa joya de la que me hace entrega... que sabré cuidarla y respetarla por siempre- Tomó su gancho y sonrió hasta condenarme a mí misma como otras tantas veces.

El sacerdote principia la ceremonia...

Hoy estamos reunidos aquí para conmemorar el sagrado sacramento del Matrimonio...

Pero yo no presto atención, mi mirada se detienen en la figura apoyada en una de las columnas laterales a varios metros del altar, si no la conociera hubiere jurado que mis ojos veían a un ángel, uno moderno, pero ángel al fin y al cabo. Sus ojos brillan desde las sombras a las que la luz de los candelabros no llega. Me perdí en la imagen etérea de aquella figura inalcanzable para mí. No pude resistir sus ojos culpables en mi mente de lo que nos llevó a este final. Cuando volví a levantarlos ella ya no estaba a mi vista, sentí un pánico profundo, un vacío llenarme de formas que no pueden mis torpes palabras describir, pero que solo sentí hasta ese momento, el vacío fue ocupado por la idea de que perdí mi última oportunidad.

-¿Cariño estás bien?- Susurro Zeth con una mueca de falso interés.

Note mis propias lágrimas, entendí su pregunta. -Lloro de la emoción amor... es que me parece que estoy soñando- Un calmante a su ego y él sonrió comprensivo.

-Lo entiendo, yo también estoy muy feliz- Lo miré detenidamente, su cabello negro levemente teñido por algunas canas, en traje de gala, sus facciones, todo. ¿A cuántas has podido engañar con esa faceta de hombre culto, conocedor de vinos y obras de arte, con esa mezquina sonrisa? Sonreí tímida y fingidamente.

Lo minutos que pasaron se hicieron eternos para mí, juntaron nuestros lazos, arrojaron agua bendita sobre nosotros, fueron y vinieron diversas oraciones, bendiciones... el sacerdote habló de lo que para la religión significaba el matrimonio, como la unión entre el hombre y la mujer para dar paso al cimiento de la familia, en la cual los hijos serán las bendiciones, muy lindo el verso pero tan falso el contenido... apoyad a vuestro esposo, apoyad a vuestra esposa... como si no supiera que a la menor dificultad en la que peligre su pellejo este hombre me vendería al mejor postor o se desharía de mí. Estad uno junto al otro en los momentos de salud y de enfermedad... como si pudiera olvidar que él asesinó a la madre de Aleth estando ella en estado vegetativo.

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