Capítulo 3 - A un paso del cielo... en el infierno

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NUESTRO SECRETO

Capítulo 3

A un paso del cielo... en el infierno

~Aleth Zyden~

Todo cambió para mí esa tarde cuando ella me robó aquel beso, uno gentil y delicado al principio. Cuando sentí sus manos enredarse en mi cintura y su cuerpo tanteó rozarse con el mío... y es que en verdad estuve a un paso del cielo. Sus labios con fuego marcaban mi cuello como suyo, mientras mis manos se movían por su espalda como serpientes, obligándola a yacer cada vez más sobre mí, se apartó un segundo y creí que se arrepentiría de sus actos, pero el miedo se disipó de mí cuando sus labios chocaron contra los míos en un beso mucho más apasionado que el anterior. Explore en el interior de su boca que ardía deseosa de más. Sentí como desabrochaba mi chaqueta, con sus manos suaves me aflojó la corbata y yo me di cuenta que estaba haciendo lo justo con la suya.

Pero que cruel es el destino, alguien tocó la puerta y nos obligó a volver a la realidad, por primera vez vi esos ojos carmesí deseosos de continuar, aunque su cara se aleje más y más cada segundo. Me levanté de la mesa y con el impulso que llevaba le robe un casto beso antes de ponerme de pie a su lado y acomodar mi corbata para caminar detrás de ella, cuando la puerta se abría sutilmente tras el delicado "pase" de su femenina voz.

Mire con cierto desdén a la jovencita que entró, no sabe que me ha quitado el cielo cuando estaba a unos centímetros de alcanzarlo con mis manos. Me mordí el labio y recogí los documentos del suelo, uno de ellos aún manchado con mi sangre, los puse en el archivo mientras observaba con escrutinio a la chica de cabellos castaño y ojos verdes claros, curvas delicadas... y más que nada el enojo que sentí ante las lascivas miradas que le dedicaba a la directora. No sabía de qué hablaban pero me ardía en el pecho cada que la jovencita intentaba tocarla con el mayor de los fingimientos, suficiente fue ver como rozó sus manos cuando le entregó los dichosos papeles. Me contuve por poco de golpear la mesa, mientras tensaba la mandíbula, ¿Cómo es posible sufrir de este modo por un simple coqueteo?

En cuanto la chica se fue, se hizo entre las dos el silencio más incómodo que pueda ser imaginado, yo mantenía la cara baja sin atreverme a verla. No me había dado cuenta del escozor en mis ojos, tan guapa es la directora que no entiendo porque me sorprende el hecho de que chicas escurridizas quieran tener algo con ella. Si no quiero pensar en que será del personal docente y yo que soy ¿Un juguete?

~Asura Tredyan~

Maldije la interrupción, al menos ahora sé que no le soy indiferente. Sin embargo fue tan difícil detenerse que comenzaba a preocuparme este sentimiento que me recorre cada vez que la veo, pero ese tierno beso que me dio terminó por llenar de dicha mi corazón, no fue solo la pasión del momento, sé que Aleth siente algo por mí.

No preste atención a la niña que entró, solo podía recrear en mi mente una y otra vez las sensaciones que me llenaron cuando sus labios se rozaron con los míos, tan incomparable el sabor de su piel, todavía me temblaban las manos de lo cerca que estuve de tocar su piel desnuda. Recibí los documentos y respondí escuetamente cada pregunta, creo que la niña intentó coquetearme pero no estoy segura.

Cuando al fin se fue, le devolví la mirada a Aleth y me encontré con el cuadro nostálgico de su cara gacha, sus ojos lacrimosos. Se me paralizo el corazón ¿Acaso hice algo malo? No supe a qué hora estuve tan cerca de ella o cuando me vi sujetando su barbilla para poder ver su rostro tan delicado que mis dedos lo acariciaban con temor de romperlo.

-¿Aleth?- Pregunté con voz suave y temerosa. -¿Qué tienes?- Ella me miró como no creyendo que estuviéramos así.

-No es nada...- Intentó desviar la mirada.

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