TREINTA Y CINCO

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*CUPIDO*

En un momento de tu vida estas bien, te sientes a gusto con todo lo que tienes, la felicidad parece algo que solo no pueda estar fuera de ti, la sensación de satisfacción y placer se mantienen al margen de cada situación, la monotonía no parece ser un problema y las personas o seres que llegan a ti parecen ser solo otra etapa de la vida difícil de entender, pero llega un instante un segundo de tu placentera vida que todo parece dar un sentido extraño, las sensaciones que antes sentías no parecen ser suficientes y las personas que empiezan a llegar a tu vida ya no importan, dejan de importar en el momento que conoces alguien que hace de tu vida monótona una vida amena, diferente y algo distorsionada de la realidad, cuando conoces a alguien que tan solo con mirarte puede lograr que el propio cielo sobre ti deje de ser oscuro y se vuelva lo suficientemente azul como para dejar entrar la luz y poder notar lo bueno de ti

Lisa consiguió cada cosa y cada parte de mi, saco lo bueno y malo de Cupido, dejo que cada parte de aquel ser inmortal fuera osado, y seria capaz de decir que nadie ni en esta tierra ni en otra podría sentir lo que yo estoy sintiendo por esa pelirroja, tantas almas que he juntado, tantos corazones que he reparado, aprendiendo a unir tantos cuerpos para que al final no tuviera la valentía ni el coraje de unir mi ser con el de Lisa, dejarla por que simplemente tuve miedo de que ella me dejara primero


Ya habían pasado casi las dos semanas, solo faltaban dos días para poder casarme con Psique, las cosas habían marchado bien, mi relación con Psique no es igual que antes pero se ha fortalecido, mi corazón aún pertenece a la pelirroja pero mi cabeza sabe que es mejor estar lejos de ella, necesitaba concentrarme en mi tan deseado casamiento.

Mi madre estaba un poco extraña, la veía moverse de un lado para otro con Psique pero parecía que hacían cosas muy distintas a los arreglos del templo para el matrimonio, mi padre había ido a visitar a Lisa y hablar con ella y Marie, según escuche todo se había aclarado y las cosas habían salido muy bien, mejor de lo que mi padre creía. Zeus, mi abuelo, parecía feliz con la idea de que por fin entrelazara mi cuerpo al de Psique.

En algunos momentos todas las palabras que le dije a Lisa se acumulaban en mi cabeza culpándome de su sufrimiento, lo que me había dicho en el sueño, cada palabra magullaban mi cabeza, la única solución que encontraba era tratar de unir personas y reparar corazones, algo donoso en mi, en un instante mientras tomaba una de mis flechas y la acomodaba en mi arco un pensamiento se acomodo en mi cabeza

-La flecha de Lisa-Susurre olvidando el arco en mi mano soltando la flecha que en esta se apoyaba a otro lugar-Oh mierda!-Por suerte no impacto a ningún humano, pensé

Y recordé que TODOS tienen su flecha, nadie sin exepción, ni si quiera yo me excluía de es regla, volee hacia el Olympo y busque mi flecha, el nombre de LISA CÁRTER se veía claramente en la flecha, suspire sin dejar de mirarla

-Deberías tener cuidado, sabes que podrían utilizar en tu contra-La voz de mi padre me exalto fijando mi mirada en él

-Como quien?-la verdad en este momento ya no me importaba nada

-Tu madre, tu y yo sabemos que Lisa tiene su flecha y que en ella esta tu nombre inscrito-Sonrió un poco triste-Y pues tu tienes la tuya, cuando las dos se unen pues...tu ya sabes que pasa, eres Cupido-se encogió de hombros sin dejar de sonreír

-Podrían destruir a cualquier ser-Me quedé mirando la flecha y pensando las cosas buenas y malas que tenían estas cosas, la unión de un amor tan fuerte y un pensamiento destructivo no era una buena combinación, podrían hasta acabar con la fuerza de mi padre-Tranquilo la mantendré segura

-Esta bien, esto es un poco difícil pero recuerda que la batallas más difíciles son las que mejores recompensas traen-Ares dio tres pequeñas palmadas en mi espalda

-Eso espero, aveces solo deseo correr detrás de la pequeña pelirroja-Suspire y me deje caer en mi cama.

Mi pequeña pelirrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora