[Número cinco]

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Capítulo 5. Los ojos siempre pueden volver a brillar.

Varios días después de la boda, __(T/N) seguía preguntándose qué sucedía con Shinya. Ya que, luego de la ceremonia, desapareció y no lo volvió a ver. Incluso, por más que lo llamaba, nadie contestaba. Sin embargo, no se preocupaba más de lo que debía porque sabía que, donde sea que estuviera, estaría bien. A menos que no haya cumplido su promesa.


"— Shinya, prométeme que no te harás daño —dijo __(T/N), tomándolo del brazo.

Él, con los ojos cristalizados, murmuró:

— Lo prometo... Pero déjame ir; necesito estar solo... Por un tiempo.

Dicho esto, como dijo, se fue sin dejar rastro."


Desesperada, empezó a caminar en círculos, con el celular en la mano. Tal vez sólo reflexionó sobre lo ocurrido... O quizás ocurrió algo peor. Aunque sólo había una pequeña posibilidad. No obstante, ese porcentaje existía y la hacía sentirse ansiosa.

Decidió rendirse y sólo dejarle un mensaje a Shinya, para que lo viera algún día.

- Espero que estés bien. Llámame, por favor :(

Suspiró una vez más y se sentó en el pequeño sillón de terciopelo rojo. Colocó sus codos sobre sus rodillas y apoyó su cabeza en las manos.

~..~

Mientras tanto, Shinya estaba acostado en su cama, bocabajo. No quería hacer nada, pero definitivamente se sentía como alguien nuevo.

Bostezó y se decidió a encender su celular una vez más, después de haber estado desconectado del mundo por varios días.

"De seguro tengo miles de llamadas perdidas" —pensó, para luego confirmarlo.

Todas y cada una de ellas eran de la preocupada chica que había tratado de contactarse con él todos esos días.

— Soy estúpido... —se dijo a sí mismo, al mismo tiempo que observaba su registro.

Apenas entonces decidió llamarla para que al menos supiera que se encontraba bien y fuera de peligro, que había cumplido la promesa.

«Usted no dispone del saldo disponible para continuar. Por favor intente más tarde.»

Esas dos oraciones derrumbaron todas sus esperanzas. Ahora preocuparía mucho más a __(T/N), a menos que se decidiera a "molestarlo" una vez más.

Pero recordó que tenía más redes sociales para hablarle y se sintió en tranquilidad. Abrió Twitter, la que ella más usaba, y se apresuró a enviarle un mensaje. Esperó unos momentos a que fuera contestado, aunque sabía que su espera podía ser más larga de lo que creía. Un par de minutos después, la chica comenzó a bombardearlo con mensajes de felicidad, enojo y preocupación. Terminaron quedando en la cafetería de siempre.

~..~

— ¡Shinya! —Cuando ella lo vio en su campo de visión, tan arreglado como siempre en todas sus salidas, se emocionó tanto que le dio un fuerte abrazo—. Te extrañé mucho —susurró en medio de ello.

— Igual yo... —dijo él, colocando su mano sobre la cabeza de la chica.

— ¿Estás completo? ¿No te lastimaste? ¿Lloraste?

— Cálmate un poco —rió—. Estoy completamente bien. Y creo que me di cuenta de algo...

— ¿Qué cosa? —cuestionó curiosa.

— Ya lo olvidé... —"¿Qué cosa?", dijo ella—. A Guren. Ya no lo necesito... Ya estoy bien. Me di cuenta hace un par de días. Y todo... Todo fue gracias a ti. Muchas gracias, __(T/N)-san. Te quiero mucho. —Dicho esto, volvió a abrazarla.

La chica, sin embargo, se encontraba sorprendida ante las palabras de Shinya. Durante el abrazo se dio cuenta que lo que decía era cierto en verdad. No podía ver sus ojos, pero tampoco podía dudar de su palabra. Le dieron ganas de llorar sabiendo que fue ella quien le ayudó a olvidar la oscuridad de su pasado.

De nuevo, y aceptando el abrazo, la de ojos castaños sonrió mientras el peliblanco la apretaba contra su pecho. Aunque la gente los miraba raro por encontrarse en medio de la cafetería, el sentimiento de felicidad era superior a una simple reputación.

Shinya detuvo el abrazo cuando se sintió satisfecho, y __(T/N) pudo observar sus ojos. Estaban brillando, como si fuera a llorar. Pero no de tristeza, sino de felicidad. Ella también se sintió complacida con sus acciones, contenta al más no poder. Porque esos ojos celestes que una vez vio tristes, de nuevo estaban brillando. Era la primera vez que los veía así.

— Shinya... Tus ojos son hermosos —dijo, como no se había atrevido a decir todas las veces anteriores—, siempre lo fueron. Pero nunca fui capaz de decírtelo. Lo siento...

— No tienes que disculparte —susurró—. Me haz hecho feliz, y eso es lo que importa ahora. Creo que no me di cuenta de tus intenciones hasta ahora, pero puedo sentir que siempre quisiste ayudarme... De nuevo, muchas gracias.

Con sus latidos acelerándose, ella no tuvo más remedio que sonreír y su rostro no pudo hacer más que sonrojarse. Emocionada, decidió decir algo más:

— ¿Quieres algo? Yo invito.

~..~

Esa noche las cosas eran diferentes. La gente se encontraba atónita, porque aquella violinista a la que siempre habían visto como una persona que no mostraba lo que sentía si no era a través su violín, tocando canciones melodiosas pero de aflicción a la vez, estaba sonriendo. La música no era triste esta vez, era alegre. Todos se preguntaron qué clase de milagro ocurrió para que aquello sucediera, pero sólo una persona sabía las razones de la chica.

Se dieron cuenta, entonces, que el arco del violín encajaba a la perfección con sus manos, que se movían solas y con suavidad.

Sonreía, y de vez en cuando abría los ojos para ver a la multitud que disfrutaba de su actuación. Esa noche brilló más que nunca, igual que los ojos de Shinya, los cuales observaban con atención cada movimiento de __(T/N).

Shinya, ahora soy feliz. Mi querido Shinya, no quiero que te alejes de mí nunca. Tampoco quiero que esos hermosos ojos que tienes dejen de brillar. Quiero que te quedes cerca de mí, para que pueda protegerte. Nunca estuve más feliz que en estos momentos que atesoraré por siempre. Gracias por darme esa esperanza que necesitaba... Aunque tú también me agradezcas, no sabes lo feliz que soy yo ahora. Te quiero también, aunque mi ego no me dejó decirlo. Te aprecio mucho; no quiero que te vayas... Quiero que seas lo único que se quede conmigo por siempre. Y, sí, ya sé que soy muy caprichosa.

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Esto parece un final; ¡Feliz Navidad!

Ojos; Shinya HiragiWhere stories live. Discover now