Capítulo cuatro

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Todavía recuerdo cuando tenía tan sólo 7 años y mi padre se fue, yo pensaba que era por asuntos de lo que en aquellos tiempos yo llamaba "su trabajo tan guay". Mi madre, al cabo de los años me explicó la verdad porque yo le insití, nos dejó porque había conocido a otra mujer. En cuanto me lo dijo yo quise encontrarle para poder hablar con él, para plantarle cara con los 15 años que yo ya tenía, pero fue en vano. Se había ido sin dejar ni rastro. Siempre le he guardado rencor a mi padre por habernos dejado de esa forma, y eso, quieras que no también ha acabado influyendo en mi forma de ser, ha influido en mi vida. El timbre que señalaba el final de la clase de historia había sonado, sacándome de mis pensamientos.

Después de que Isabella dijera mi mangífico grupo, no había tenido ganas de hacer nada, y simplemente había desconectado para pensar fríamente en mi padre. Los cuatro miembros de mi grupo nos habíamos quedado en nuestros pupitres, sin hacer nada, ya que tampoco habría valido la pena moverse de sitio para los cinco minutos de clase que quedaban.

Salí escopeteada de clase y cuando fui a dejar los libros de historia en mi taquilla para coger los de la siguiente asignatura divisé a Tiffany al fondo del pasillo, entrando por la puerta. Oh, la señorita se ha dignado a aparecer, dije en voz baja. Ella me vio y después de colocarse bien el bolso echó a correr en mi dirección.

- ¡Gaelle! ¡Gaelle! ¿Sabes lo que me ha pasado? Nathan es taaaaaaan mono.- Explicó mientras venía a toda velocidad por el pasillo y hacía aspavientos con las manos.

- Tranquila Tiffany, respira. Ahora explícame por qué no has venido. Tenía la teoría de que habías faltado porque estabas con el chico ese que estuvo ayer a la hora del recreo contigo.- Dije intentando tranquilizarla- Pero al menos podrías haberme llamado o haberme avisado de que ibas a faltar, porque además de que te podría haber pasado algo si no hubieras estado con ese chico he tenido que venir caminando desde mi casa y la de historia me ha hechado bulla por llegar tarde.- Añadí finalmente, un poco enfadada.

- Lo siento mucho nena, pero bueno, ahora te explico todo lo que pasó ayer y también hoy por la mañana.- Dijo Tiffany con sentimiento de culpabilidad, y después se le escapó una sonrisa- Ayer a la hora del recreo, como tú has dicho, estuve con Nathan, que por cierto no sé cómo sabías que estaba con él porque yo no te vi en toda la hora. Bueno, pues me pareció un chico muy mono y me pidió que saliéramos por la tarde y eso hice, así que fuimos al centro comercial y tal y como volvimos muy tarde después de cenar, me quedé dormida en su coche, así que me llevó a casa. Esta mañana cuando me he levantado y me he encontrado allí, me ha dicho que si quería que nos quedáramos para hablar y eso hemos hecho.- Dio un suspiro y empezó a pegar saltitos.

- Me alegro mucho por ti, ¿y que cómo lo sé? Porque ayer te estaba buscando y como te vi con él a lo lejos decidí dejarlo pasar.- Dije mostrándole una sonrisa pícara.

Ella sonrió y, después de volverme a pedir disculpas, me acompañó hasta mi siguiente clase. Allí estaba otra vez ese tal Zayn ¿qué pasa que porque me chocara con él el primer día ya no me lo voy a poder sacar de encima o qué? Parecía ser que sería así, primero en el trabajo de historia y ahora está conmigo en casi todas las clases. Bien.

Entré al aula y después de mirar por encima todos los sitios que quedaban libres, decidí sentarme en una de las primeras filas. La clase en general pasó rápido y se me hizo amena, me gustaba lengua, aunque sí que notaba que alguien me miraba. Ya sabes, cuando dicen que notas que alguien te mira, es porque es verdad. Me giré un par de veces y no le di importancia, pero a la tercera me di cuenta que unos pupitres en diagonal al mío se encontraba Zayn, limipiando sus gafas de pasta. Creo que me estaba obsesionando un poco y siempre que me pasaba algo o notaba algo le echaba a él las culpas, era mejor dejarlo pasar.

****

Narra Zayn

No tengo ni idea de por qué me llaman 'empollón'. Que más o menos me interese por los estudios y se me quede la materia fácilmente en la memoria, además de llevar gafas, no significa que sea un empollón. Odio las etiquetas que pone la gente a los demás, ellos siempre se ponen la etiqueta de 'normal' y a los demás les llaman por cualquier nombre que se les pase por la cabeza en cuanto ven que tienen alguna característica que puedan asociar a dicho nombre. Esa chica llamada Gaelle es una de esas personas, y a mí no me conoce realmente como para poder llamarme así. Cree que puede hacer lo que quiera y manipular a los demás a su gusto sólo por el hecho de que es 'popular', según ella, claro.

Cuando estaba en clase de historia vi que me tocó con ella en el grupo, y deseaba de todo excepto eso. No tuve una buena experiencia el primer día con ella, y todo por el echo de querer plantarle cara. Odio la gente así, que te causa una mala impresión desde el primer instante en que se cruzan en tu camino. 

En la siguiente clase también me tocó con ella, y al entrar por la puerta intenté divisar dónde se sentaba para no sentarme muy cerca suyo, no quería que me mordiera. Durante la clase de lengua la iba mirando para ver qué hacía, pero parecía interesarse por la asignatura, parecía que lengua le gustaba. Salí de clase y tras dejar los libros en la taquilla me encaminé hacia casa. 

Vivo en un barrio del que no se pueden decir cosas muy buenas, por las calles hay basntantes peleas pero yo intento no meterme en esos asuntos, aunque hay veces que no me contengo y he acabado casi metido en ellas. Lo sé, no parezco así, no pega para nada con mi aspecto ni con la personalidad que a la gente le gusta ponerme. Tengo todo el cuerpo lleno de tatuajes, puedes encontrar uno en cada rincón, pero como nunca voy enseñando mucha carne creo poca gente lo sabe, sólo los que se cambian conmigo en los vestuarios y algunos más. Mi casa es bastante grande y vivo con mi madre y mis tres hermanas, mi padre murió cuando yo tenía unos 8 años. Por eso me intereso tanto por los estudios, porque quiero sacar mi futuro adelante, pero como la gente no sabe mi verdadera historia me dicen de todo. Es mejor pasar.

Entré a mi casa y mi madre me estaba esperando, le di un abrazo y fui corriendo escaleras arriba para encontrarme con mis hermanas y saludarlas. Quería mucho a mi familia, eran lo único que tenía y sabía que nunca me iban a decepcionar. Ya era tarde, así que bajé al garaje a coger la ropa limpia y me acordé de mi moto, de mi preciosa moto. En realidad la moto no era mía, era de mi padre, pero ahora que no estaba no la podía usar nadie más que yo. Me encantaban las motos, pero no me gustaba llevarla al instituto por lo que pudieran decir de mi, simplemente la cogía e iba a dar vueltas por mi barrio. Me encantaba esa sensación del viento rozándome la cara mientras me despeinaba, y lo que más me gustaba era también ponerme la chaqueta de cuero negra de mi padre. Todo eran recuerdos.

Fui a cenar y de ahí fui directo a mi habitación. Entré en el baño y me desvestí para darme una ducha caliente, era una de las cosas que más me hacían desconectar y además me relajaba. Después de ello me puse unos pantalones grises de pijama y dejé mi torso al descubierto, nunca dormía con camiseta, estaba cómodo así. Me estiré en la cama y me dormí al instante.

Strong {Zayn Malik}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora