Un grupo de sanadores se apostó en ambos lados de la cama de Snape, observaban y hablaban sobre su caso, Hermione también observaba, pero desde una esquina, nerviosa y zapateando levemente con un pie, estiraba su cuello lo más que podía para observar por encima del hombro de alguna enfermera, que cubrían su cuerpo y el de los sanadores.
Severus, ya fastidiado por tanta junta y tanta charla que le importaba poco, tomó a regañadientes la poción abastecedora de sangre (Una poción que re abastece los niveles de sangre del que la bebe luego de la pérdida de sangre por una lesión.) y gruñó.
-¿Van a estar todo el día ahí parados? ¿Cuándo podré irme?- Preguntó, impaciente.
Una de las enfermeras lo miró atemorizada, Granger quiso soltar una carcajada sonora cuando vio su actitud, era increíble ver que todavía el profesor no había perdido su toque.
-Señor Snape, como debe imaginarse, tendrá que pasar un par de días aquí hasta que estemos seguros de que todo seguirá bien, no esperábamos que despertara tan lúcido, de todas maneras no podrá salir sin la autorización de su cuidadora.- Habló al fin el mago a cargo de su salud.
La castaña, que estaba perdida en los ojos del profesor, furiosos y llenos de oscuridad, aún intentando procesar esas palabras en su cabeza, no reparo en lo que tardó en dar una respuesta.
-¿Ah? Eh... Si, si claro-Sonrió nerviosa.- En cuando usted diga, yo firmaré y me lo llevo a casa.
Severus enarcó una ceja, incrédulo y esperando oír que eso era una broma. ¿Hermione iba a decidir por él, incluso en algo como eso? Por mucho que la amara, se estaba incomodando de más.
No estaba en sus planes sobrevivir, y mucho menos estaba en sus planes que Hermione siguiera en su vida. ¿Cómo podía tolerar que ahora la chiquilla, volviera a meterse en él como hace tiempo atrás? ¿Cómo iba a soportar esa situación tan dolorosa?
Lo iba a ver débil... Cansado, sin fuerzas y por si fuera poco, con una imagen de él muy arrogante y cruel, aunque si, siempre había sido así, pero ahora ya no recordaría la parte buena de los dos, entonces se acumularía la satisfacción por verlo en su peor estado, eso era lo que más le dolía a Severus, que ahora ella podía disfrutar de verlo así, porque ya no lo recordaba como el hombre que amaba.
Cada uno cosecha lo que siembra ¿Cierto?
Ya no solo la había perdido, sino que iba a ver como se deleitaba en sus narices mientras lo veía flaquear, debía fingir odio hacia la muchacha que había llenado su corazón en el ultimo momento, esa que le hizo ver la vida de otra manera.
Pasó la vida fingiendo y tendría que seguir haciéndolo, por ella.
El sanador sonrió y los dejo solos, volvería en unas horas con la medicación correspondiente y para chequearlo.
ESTÁS LEYENDO
Cita tardía.
FanfictionUna leona guerrera que la serpiente no podía matar, porque la embalsamaba con sus movimientos feroces y dulces, la distraía con sus actitudes, y la serpiente terminaba danzando en su propia desgracia, con una sonrisa irónica que no existía -imposibl...