De café y pociones.

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Tanteo a un costado de su cama hasta encontrar la gruesa madera que sostenía el resto de su bastón

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Tanteo a un costado de su cama hasta encontrar la gruesa madera que sostenía el resto de su bastón. Parecía que no, pero debía hacer un gran esfuerzo para encontrar el equilibrio entre su cuerpo y su débil fuerza.

Se sentía terrible, avergonzado y frágil, por ello se odiaba en esos momentos; tantos años luchando para que lo respeten, para que vean que él no era un torpe muchacho humillado por el cerdo de James Potter y sus estúpidos secuaces.

Gruñó cuando en un momento de distracción aquél bastón resbaló de sus manos e impactó contra la fina madera del suelo, la habitación que solo contaba con una cama, una mesa de noche y un oscuro closet dónde guardaba sus pertenencias y ropas, hizo que los rincones vacíos se acoplaran a la perfección para hacer resonar hasta el ruido más mínimo.

Por mucho que rogó a Merlín, no había pasado desapercibido, comenzaba a apoyar los pies descalzos en el suelo y luchaba por coger el báculo: eso era lo malo de no tomar su poción rehabilitante concentrada, se iba "oxidando" nuevamente por el veneno que Nagini instaló en su sangre, el cambio era terrible y atroz en cuestión de horas y él se convertía en un completo incapaz, con un terrible dolor regado por sus huesos.

A Hermione se le encogió el corazón una vez más cuando fijó los ojos en él, concentrado en agarrar a su nuevo compañero inanimado y de madera, de la mano izquierda solo se distinguían sus nudillos blancos de aferrarse con fuerza al colchón, supuso entonces, que si se soltaba caería. De la mano derecha apreció todos sus dedos extendidos pero solo tocaban con la punta el objeto deseado.

¡Profesor! —. Por fin reaccionó la muchacha corriendo hacia él.

Ni siquiera tomó en cuenta que lo había socorrido como si en ello se le fuera la vida, aferró el bastón en su mano y se lo alcanzó, por supuesto, el príncipe jamás dejaría caer su corona de orgullo y frunció el ceño quitándoselo con brusquedad.

¿Se le hará costumbre entrar sin golpear? La educación es algo que viene de casa, no pretenda adquirirla en una ajena.

Siseó mordaz y con acides en sus palabras, a la castaña se le secó la garganta en segundos.

Si Severus tuvo intenciones de disculparse, ya no lo haría, su orgullo había opacado las ganas de pedir perdón por todo, de principio a fin.

Se preguntaba de que serviría. ¿Qué lograría? Ella ya no lo quería y él la amaba cada vez más, era en estos momentos cuando se daba cuenta que debía alejarla, si tendría que sufrir lo haría solo, si ese amor no era para ambos, entonces se lo quedaría todo, porque ser egoísta era una de sus mayores "virtudes".

Le dolía como lo había mirado, con los ojos empapados en compasión y lastima, antes lo hubiera hecho con amor y esperanza, ese amor y esa esperanza la mató con un obliviate.

Si a Hermione se le había secado la garganta, a Snape se le había secado el corazón (aunque hace mucho tiempo atrás), si Hermione tenía la bendita solución para avivarlo a fuego lento, lo estaba apagando con el frío que sentía ante el destrato de su profesor. Nuevamente, el corazón que latía por los senderos de la luz, se escondió en el baúl, protegiéndose y esperando no ser un corazón peludo enmarañado de dolor.

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⏰ Última actualización: May 23, 2017 ⏰

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