Espejismo.

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Justo cuando su profesor estaba por decir algo más, un chico que ocultaba por completo su rostro se acercó para invitarla a bailar, se miraron por última vez y con una reverencia leve la muchacha se fue, dejándolo solo, embobado y loco por ella

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Justo cuando su profesor estaba por decir algo más, un chico que ocultaba por completo su rostro se acercó para invitarla a bailar, se miraron por última vez y con una reverencia leve la muchacha se fue, dejándolo solo, embobado y loco por ella.

Todavía no existían los celos enfermizos de su parte, pero una espinilla invisible se clavó justo en la boca de su estómago, estrechó sus faroles oscuros en aquel joven que ahora sostenía su mano y volvió su mirada a ella.

Se movía lentamente y sonreía por alguna cosa que le decía en su oído, como le hubiera gustado ser más avispado y sacarla él a bailar, pero no se le daba bien, o eso creía...

—¿Profesor?

Seguía perdido en los movimientos ligeros y delicados de la castaña.

—¡Profesor!

¿Cuándo había desaparecido para posarse nuevamente en a su lado? Giró la cabeza bruscamente, encontrándose con aquella sonrisa soñadora y angelical, tuvo el atrevimiento suficiente para devolvérsela, la dueña de los ojos amelados se alejaba con su brazo estirado, esperaba que lo siguiese, pero cada vez se volvía menos nítida.

Se asustó, no quería que se volviera humo, y Lily desde alguna parte, le gritaba que jamás lo perdonaría.

¿Quién no lo perdonaría? ¿Ella? ¿O Granger cuando la dejara ir?

—¡No! ¡Espéreme!— Gritó, sin conciencia.

La consistente risa que escapó de los labios de Hermione era demasiado gruesa para ser suya, desapareció por completo.

Sentía como manos frías subían por sus piernas, tiraban de él dificultándole la caminata, no podía correr detrás de ella, de su leona, leona que se convirtió en águila y voló.

Miró en dirección a sus pies, todo estaba aparentemente normal, ni un solo dedo marcándolo, frunció el ceño y se tocó el cuerpo, asqueado, pasmado, desesperado e intentando encontrar una razón para lo que había sucedido.

—Mírame.

Alzó el rostro, girando todo su cuerpo solo para descubrir que las personas lo miraban juzgándolo, lanzaban fuego por sus ojos indistintos, no reconocía los colores ni viveza en estos, eran como marionetas murmurando y señalándolo con una mueca de repudio, se fueron apagando, y apagando más... y mucho más... negro.

Todo era negro ahora, el sonido de un foco encendiéndose y el espejo más famoso de Hogwarts, bello y reluciente, lo obligó a lanzar un jadeo sorprendido, y como si lo hubieran hipnotizado, sus pasos lo llevaron fielmente hasta el vidrio espejado.

—Maravilloso ¿No crees?

Su propio "yo" se acercaba desde el otro lado, lucía terriblemente temeroso y más oscuro, con porte elegante, arrastrando su capa y sus manos ocultas tras su espalda.

Cita tardía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora