Sexta visita.

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Al día siguiente, la temperatura logró aumentar unos pocos centígrados, lo cual no era mucha la diferencia con los días anteriores. Dipper amaneció somnoliento, seguía cobijado de pies a cabeza en su cama, la cual estaba cálida por fortuna.

Ayer llegó tarde a su casa por pasársela varado media tarde en la cafetería, ya que, por las fuertes ventiscas, la puerta se quedó atascada por culpa de la nieve y viento. Tuvo que esperar alrededor de tres horas sentado en uno de los taburetes del lugar a que la nieve cesara un poco y así podría volver a su hogar, aunque no se la paso solo en todo ese tiempo.

Bill lo acompañaba en todo momento, estaba detrás de la barra de pedidos conversando con él. Algunas de sus historias eran incoherencias, como sucesos catastróficos que ocurrieron durante su primera semana de trabajo. Bill también le contó a Dipper como fue que lo contrataron, al parecer una tal "Linda Susan" le contrató y dijo algo sobre que era un caos en la cocina, pero aún así lo apreciaba demasiado al punto que se convirtió en un hijo para ella.

Y así se pasaron la tarde, entre pláticas, algunas incómodas y otras interesantes. Luego de eso, Dipper agradeció por la compañía y la tacita de té que Bill le obsequió, para retirarse a su casa. No esperó a que el empleado se despidiera por igual porque tenía prisa, sí es que prisa significa volver a su casa y tumbarse en la cama a dormir para que diera inicio un nuevo día.  

Ahora, apenas lograba dejar sus ojos abiertos por un par de segundos. Los cobertores eran realmente cálidos y sentía que si abandonaba su cama, esta se congelaría para siempre. Dejó salir una mano de por entre las cobijas para alcanzar su celular en la mesita de noche.

8:25 am

La cafetería ya había abierto hace un par de horas, pero realmente no tenía prisa en ir, aunque algo en él estaba ansioso por lo que Bill haría esta vez. ¿Será que le dará más panquecitos? ¿Le preparará un café amargo? ¿Le hará algo de desayuno? Tal vez estaba abusando demasiado, Bill le estaba dando privilegios, por así decirlo, por el simple hecho de que el trato tenía que ver con la conformidad de Dipper.

Algo en el corazón de Dipper se estrujó, no debía abusar de la confianza que le tenía. Estaba excelente que le diera entre alimentos y demás cosas, ¿pero gratis? Le debería devolver el favor, o por lo menos pagar por sus servicios. ¿Estaría mal que le diera una propina? No lo sabía, sería extraño si lo hiciera.

De un momento a otro, escuchó pasos bajando por las escaleras y seguido de un golpe entre metales, que suponía que sería el sartén tocando la estufa. Su familia tal vez estaba despierta, y a familia se refería a su madre y a su hermana, Mabel. Digamos que su familia era imperfectamente perfecta. Sí, deseaba compartir en su niñez momentos con su figura paterna o alguien más que no fuera una mujer, como lo hacían los demás niños varones, pero eso no pudo resultar. Ya que no logró conocer a su padre, y no conocer físicamente, sino emocionalmente. No compartían ni un momento juntos; el adulto le ignoraba y regañaba, aunque no hubiera hecho nada malo, sólo para librarse de su presencia.

Era un pasado que le dolía recordar. Pero siempre se repetía que el pasado no es nada comparado a lo que viene en el futuro. El pasado es sólo una etapa en donde aprendes de tus errores, y para Dipper un error que aprendió fue intentar integrarse a alguien de gran confianza, pero ya vio que aquello fue en vano. Lamentablemente, el recuerdo de su padre con las múltiples vergüenzas que le ocasionó en su momento abarcaban gran parte de sus pensamientos.

Desde entonces, decidió ser cerrado con los que le rodean. Será lo mejor si es que no quiere salir herido de nuevo.

Volvió a mirar la hora en su celular.

Mindscape Café.〖BillDip〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora