Dipper no había dejado de pensar en ese barista en lo que restaba del día.
Hasta al amanecer, terminó más pegado en la idea que aquel rubio ahora formaba parte de su día a día. Era como una tarea el ir hasta la cafetería, sin importar el frío, y tener que toparse con aquellos ojos que tanto le comían entero con la mirada.
Seguía negándose con decirle a Mabel la razón por la que siempre salía de su casa. No quería que tuviera ideas erróneas, como que pensara que estuviese saliendo con alguien y menos si fuera ese barista.
—¿En qué me he metido? —Seguía preguntándose todo el tiempo, llevando ambas de sus manos a su rostro.
Estaba recostado sobre su cama, con un par de guantes sobre sus manos. Por el frío, no podía evitar dormir con un par de guantes para protegerse de los vientos gélidos que de alguna manera traspasaban las barreras de su hogar y se metían en su habitación.
Tallando un par de veces sus ojos, decidió pararse e ir a prepararse para un nuevo día en aquel local.
Caminó hasta su ropero para sacar y ponerse con pereza un par de botines negros mientras estaba sentado en el suelo, después de sustituir su pijama por ropa casual. De repente, un olor singular llegó a su nariz.
Alzando su cabeza, vio un abrigo negro colgado con un gancho dentro de su ropero. El abrigo de Bill.
—¿No se lo había devuelto? —Se preguntó a si mismo, poniéndose de pie y tomando el abrigo entre sus manos.
Después recordó que cuando trató de devolvérselo el fin de semana, Bill había huido corriendo para no recibirlo, no sin antes haber depositado un beso de despedida en su mejilla.
Un sonrojo furioso apareció en su rostro, e inconscientemente tocó la mejilla que fue besada.
Ese fue el único momento en el que estuvo más cerca del otro chico, sinceramente no creyó que dejaría entrar a una persona de golpe a su vida y que ésta aprovechara cada momento para hacer contacto con él descaradamente.
Con un bufido, salió de su cuarto con su abrigo café puesto, y el negro del rubio estaba entre sus brazos. Sí, era el abrigo café que Bill le había ensuciado hace unos días. Bueno, técnicamente fue el castaño el que lo hizo al patear la mesa y tirar el vaso con la malteada.
—¡Pero fue su culpa por estar tan malditamente cerca! Sí no fuera por eso, no habría pateado el pie de la mesa y el vaso no se hubiera caído —decía quejumbroso, mirando su abrigo favorito impecable. Mabel lo había lavado y por pura suerte la mancha desapareció.
—¿Qué tanto dices entre dientes? —Preguntó una voz dulce desde el pasillo.
—¿Mamá?
Dipper volteó a ver a la mujer que recién salía por igual de su habitación, colocando una bufanda blanca alrededor de su cuello. Ella era similar a los gemelos; cabello castaño largo y ondulado y ojos café oscuro.
—Oí que hay un nuevo local de café a unas cuantas calles de aquí -le comentó—, ¿quieres venir?
Boquiabierto, se acercó a su mamá, obstruyendo su paso.
—No es bueno, ya fui.
—¿En serio? —Preguntó risueña—. Oh, ¿pero que cosas dices? Tal vez a ti no te gusta porque no eres fanático de lo dulce.
—Ahí también venden cosas amargas —mintió—, además, el personal es terrible —añadió rápidamente.
—No seas mentiroso, hermanito. La malteada de fresa que prepararon para mi estuvo deliciosa. Y además parece que eres amigo del barista, desde mi visita vi que él te hablaba muy animado.
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Mindscape Café.〖BillDip〗
Fanfiction→Coffeeshop AU Alguien le había recomendado un local de café donde todo lo que se vendía era dulce y su ambiente al igual era agradable. A él no le gustaba lo dulce, prefería siempre irse por los sabores amargos y agrios. Exactamente como su actitu...