Onceava Visita

3.4K 652 522
                                    

Cuando la puerta cerró tras su espalda, Dipper se encontraba abatido, con el corazón latiendo con velocidad y las manos un poco temblorosas.

¿Qué rayos había pasado?

La pregunta inundaba su cabeza, solamente provocando que su corazón latiera con más fuerza al recordarlo.

Bill era la razón por la que se encontraba así. ¿Por qué dice algo como eso y después...? No quiso ni recordar la segunda parte, aquella que había provocado que sus emociones explotaran.

—¿Quién está ahí? —preguntó una voz femenina hacia su dirección, mientras se escuchaban a la par unos pasos por las escaleras.

El castaño observó a Mabel, quien bajó con rapidez los escalones hasta llegar a su dirección.

La chica sonrió al ver de quién se trataba, hasta que su sonrisa se fue desvaneciendo para cambiarla a una mirada sorpresiva. Sus ojos parecieron tomar un sorprendente resplandor mientras analizaba el rostro de su hermano.

—¡Dipper! —exclamó Mabel, acercándose a su hermano—, ¡estás sonriendo!

Dipper frunció el ceño. ¿Estaba sonriendo?

Cuando las palabras llegaron como un cohete e hicieron explosión en su mente, sus ojos se abrieron a tope.

—¡¿Qué?! —preguntó agitado, con las manos en los hombros de su hermana y las mejillas rojizas.

—Bueno, ya no, ¡pero sonreíste! ¿Cómo? ¡Yo siempre trataba de hacerte sonreír y nada funcionaba!

La voz de Mabel ahora era distante para sus oídos.

¿Desde cuándo había estado sonriendo? Era increíble que haya olvidado como se sentía sonreír con tanto tiempo sin hacerlo, cosa que no hizo más que perjudicarlo al demostrarlo en presencia de alguien más sin su consentimiento.

El trato con Bill.

Al recordarlo, golpeó inconscientemente su frente con su mano.

¿Y sí Bill lo había visto?

Sólo recordaba que después de que Bill le había dado un beso en la frente, se había ido de su carro balbuceando palabras sin sentido.

Aún no comprendía como una acción tan simple por parte de una persona poco conocida le haya provocado sonreír. Es decir, llevaba demasiado tiempo sin hacerlo como para que de la nada una acción impulsiva la dejara salir.

Dipper se sentía frustrado y a la vez confundido. También molesto por lo débil que era ante acciones así.

Pero debía admitir que la serie de emociones que sintió hace rato eran un tanto agradables. De tan solo volver a pensar en lo que sucedió en el carro su estómago presenciaba de esas famosas "mariposas".

—¿Qué? ¿En qué estoy pensando? —susurró confuso, intentando borrar aquellas ideas de su mente—. Me estaré volviendo loco si estoy cayendo por ese tipo.

—¿De qué tipo? —preguntó la castaña, sacándolo de sus pensamientos y dándole un gran susto.

—Uh... ¿Q-Qué?

El castaño entabló la mirada con los ojos chocolate confusos de su gemela, obligándose a enterrar su rostro en la bufanda de su cuello con timidez.

No duró ni unos segundos ahí escondido hasta caer en cuenta que la bufanda que colgaba de su cuello era la de Bill.

—D-Después hablamos —comentó, sintiendo que su rostro perdía todo rastro de color.

Mindscape Café.〖BillDip〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora