Las cartas de S, © | Shadonic

Capítulo 8

Capítulo ocho

—Es algo que tú mismo te contradices —comentó su contraparte mirándole de forma burlona—, dices que no te interesa hacer amigos, pero en cambio andas conmigo.

—Tú no eres mi amigo —contestó de inmediato, mientras cerraba sus ojos por unos momentos—. Eres mi gemelo. ¿Me queda otra opción que venir contigo? Creo que no. —Shadow miró de reojo a Mephiles y bufó rodando los ojos; éste le miraba con el ceño fruncido, claramente ofendido por sus palabras recientes.

—Ah, perdone usted, su majestad. No creí que mi compañía le estresara tanto. Podría venirme en el auto con Silver entonces.

—Muy gracioso. Ya deja las estupideces y el dramatismo —gruñó hastiado, cruzando los brazos y apoyando la frente sobre la mesa.

Mephiles no dijo nada, tan solo siguió comiendo, al igual que Shadow que tenía ya tres envases del pudding que daban ese día. Su debilidad completa. Se hartaría de ellos si fuese posible.
Pero al final, tomó de sus orejas; puesto que el bullicio que había en la cafeteria de la escuela, le era sumamente estresante, agobiante y demasiado molesto. Algunos pasaban rozándole a ambos el hombro o le empujaban el brazo (las cuales se daban en contadas ocasiones)

Al parecer y, aprovechando que el lugar estaba lleno, alguien tocó del hombro de Shadow y tiró un papel que cayó justo en su “comida”

El de vetas rojas ladeó la cabeza y abrió el sobre.

“Hoy no te quiero molestar mucho pues es una carta corta. Además no puedo resistir a ir a dejarla a tu casillero.
Me encanta cuando frunces el ceño. Te ves demasiado sexy. —S.”

Sonrió para sí mismo. Notaba como la inocencia de esas cartas se iba perdiendo... y extrañamente le gustaba que eso fuera para él.