Lamento

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La muerte entra, ligera,

por mi ventana de arena.

Se oye la voz del pasado
viniendo a cobrar factura

sobre un campo ya quemado
por la hiel y la amargura.

La muerte entra, ligera, 
por mi ventana de piedra.

En el pecho triste rosa 
de lava negra se expande.
De mis ojos surgen lágrimas

de fuego rojo y de sangre.

La muerte entra, ligera, 

por mi ventana de hiedra.

Dime tú, muerte ladina, 

cómo has tirado los dados
para hacer que en mi ventana

no crezcan ya los geranios. 

La muerte entra, ligera, 

por mi ventana desierta.

A tu cruel magisterio

no quiero rendir tributo

de flores secas y llanto.

La vida no da desprecio

si a cada hora disfruto
lo que me ofrece su canto.

La muerte entra, ligera. 

NO tengo miedo. ¡Que venga!

Poemas de madrugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora