En el frío suelo me siento
para hablar con mi pasado,
para ir con pecho abierto
a enterrar a nuestros muertos.Finas lágrimas en forma
de lluvia caen, inertes,
sobre las tristes mejillas
de mi semblante doliente.Aquel hombre vino a verme
y me dijo quien yo era,
aquel que siente la pena
de quien mató a mucha gente.Su mano fuerte me entrega
su grande y lustrosa espada,
y lloramos frente a frente
sobre la tierra sagrada.Me levanto...
el ruido de espadas se detiene.
El odio ya no es mi amigo
y la culpa enmudece.Es entonces, sí,
cuando el guerrero entra en mi cuerpo
y entona un son de pazque le da fuerza a mi pecho
y me incita a caminar.Camino siguiendo un rumbo
que marca mi ángel guardián
y allí donde acaba el mundo
comienza un viaje ancestral.Vuelo un millón de galaxias
hasta llegar a aquel grado
en el que el verbo conduce
a un venerable anciano:blanco el manto y blanco el pelo,
largo cayado en mano,
y esa dulce luz que brota
de su sonrisa de mago.A su lado me reciben
pasadas generaciones
que cantan viejas canciones
sobre un mundo ya olvidado.Y en ese momento eterno
mi alma se nutre y disfruta
de esa porción de universo
que en el cielo se dibuja.Hay un cielo en la mirada
del hombre de blanco lino
que limpia mi voz ajada
y a mi brazo da brillo.Todo mi cuerpo vibra
y él sonríe divertido
pues sabe que me estremezco
al entender mi destino.El ángel me toca....
ya es tiempo de volver.
Por dulce cordón de plata
dejo mi cuerpo caery en un suspiro breve y tierno
vuelvo a la luz de la hoguera
de esta casa fría y vieja
con su fresco olor a tierra.Inmutable está el hogar
que a mis tres reinas protege
y hay un silencio que anuncia
un final que ya acontece.Y antes de acabar el verso
que acompaña a esta canción
doy fe de que el universo
bien cabe en el corazón.
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Poemas de madrugada
PuisiDiferentes poemas escritos en diferentes momentos de este gran misterio que es la vida.