Nací en ese momento eterno
que viene con seda y oro,
en ese segundo eterno
en el que nada es un todo.Crecí comiendo alimañas
y mi sangre se hizo rabia
de mil horizontes extraños
pasando por mi ventana.Compañero fui del enojo
cual pájaro en agonía.
De su cuerpo frío y negro
trozos amargos comía.Fui caminante si rumbo
disociado por la pena
de esa canción en susurro
que me dieron las estrellas.Y en lugar de ese canto
que el universo me dio
elegí pasar mis días
en silencios de dolor.La tristeza era compaña
en los llanos de mi voz
y cubría mis entrañas
de pérfido y negro olor.No obstante aún susurraban
las estrellas su canción
y dos caminantes blancos
me la trajeron en flor.En tierra de arena y sol
dejé la vieja carcasa,
mi pecho abrí con las nubes
y me convertí en mi casa.Desde entonces siempre aprendo,
no hay día que no me asombre,
de esta vida de misterio
con sus persianas de cobre.Al fin mi verbo se expande,
no se esconde ni me esquiva.
Ya vuelve el oro y la seda
y la música a mis días.
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Poemas de madrugada
PoesiaDiferentes poemas escritos en diferentes momentos de este gran misterio que es la vida.