Núnca con alguien más

Oscuro pasado

Se que después de este capitulo pensaran pero que mierda hay en mi cabeza.

Leo dejó caer el teléfono, ambos quedaron en silencio hasta que Maddie dijo -Leo...

-Tengo que irme.

-¿Te irás ahora?

-Si, Des esta a manos de ese patan y cada minuto que espere sera un minuto de sufrimiento para Des.

-¿Pero y si te matan?

-Samuel no me quiere muerto- mientras decían eso, Leo iba de un lado a otro preparandose para salir -Mierda, ¿Y mi pasaporte?

-Lo dejaste en la mesa, y ¿Qué quiere de ti?

-Es complicado- Leo tomo su chaqueta y el pasaporte, no tenía tiempo de empacar, abrio la puerta y dijo -Maddie, gracias por tu hospitalidad, eres una muy buena persona.... Pero yo no lo soy-

Después de decir eso bajó por las escaleras corriendo, no tenía tiempo para el elevador, al salir del edificio el chofer de Maddie le dijo -Señor, la señorita Maddie me pidió que lo llevara al aeropuerto- Leo miró hacia arriba y Maddie lo veía desde el balcón haciendo una seña de despedida, Leo se despidió y subió al auto.

Mientras tanto en París

-¿Por qué haces esto Samuel?, ¿Qué quieres con Leo?, el no ha echo nada-

-¿Nada?, veo que no platicaste mucho que digamos sobre el pasado de Leo- Des sólo escuchaba asustado a Samuel, estaba sujeto con esposas de metal adheridas a la silla en la que estaba sentado -Núnca supiste nada de él?, ¿Su padre?, ¿Sus viejos amigos? ¿O tan siquiera te dijo quien era antes de ser lo que es ahora?, ¿No?, vaya que hay confianza y apertura.

Esas palabras hicieron que Des se sientiera confundido y decepcionado, bajo la cabeza y Samuel dijo -Denle un poco más- sus hombres detras de Des le colocaron dos tubos de metal en el cuello y le dieron electro-choques.

Dos horas después en el aeropuerto de París

Leo bajó apresuradamente del avión y se apresuró a salir, pero al salir del aeropuerto unos hombres vestidos de traje lo detuvieron -Señor Spindler, el señor Lovat le envió su transporte- dijeron lo hombres abriendole la puerta del auto negro blindado.
Leo subió al auto y este arrancó. En el interior del carro estaba Marieta sentada con la cabeza agachada y muy asustada.

-¿Quién eres tú?- preguntó Leo, pero Marieta no respondía.

Al llegar a la casa de Samuel le abrieron la puerta y lo hicieron pasar a una habitación, uno de los hombres le dijo -El señor Lovat desea que se ponga lo que hay en el armario- Leo caminó hacia el armario y se puso lo que estaba dentro, un traje negro con corbata roja y un par de gemelos con diamantes en ellos, cuando terminó salió de la habitación y los hombres lo escoltaron hasta una habitación apartada y oscura, con ellos iba Marieta caminando aún sin poder hablar.

Ya adentro delante de ellos se prendió una luz iluminando una silla con alguien sentado en ella, los ojos de Leo se acoplaban a la luz, cuando pudo divisar bien a aquella persona sentada en la silla.

-¡¡Des!!- Leo quiso correr hacia el pero los hombres que lo escoltaron lo sostenían de ambos brazos. De entre las sombras salió una figura de un hombre, era Samuel.

-Vaya vaya Leo, cuanto tiempo sin vernos, veo que sigues haciendo ejercicio, me da tanta nostalgia verte vestido asi, como en los viejos tiempos ¿No hermano?- Leo trataba de safarze del agarre de los dos hombres pero lo tenían inmovilizado -Núnca me platicaste a cerca de tus... gustos- le dijo Samuel pasando su mano por el cabello de Des, quién estaba semi inconciente.

-Ya me tienes aqui Samuel, ahora dejalo en paz.

-¿Me crees idiota? Vaya, yo pensé que eras más inteligente.

-Dijiste que lo dejarías si aceptaba.

-Y claro que lo haré, tranquilo, pero eso pasará cuando acabemos, para evitar arrepentimientos... ¿Qué sucede Marieta? Estas muy callada esta noche- Marieta seguía callada incapaz de levantar la mirada.

-¿Tu eres Marieta?- dijo Leo viendo a la chica -¡¡Des dijo que eras su amiga, ¿Por qué no haces nada?!!- Marieta comenzó a llorar pero no quería hablar.

-En fin, estas aqui ahora y es lo que importa, ¿O no Des? ¿Tú que opinas?- dijo Samuel levantando por la barbilla a Des -Denle otro- Des se retorció al sentir la electricidad recorriendo su cuerpo.
Leo solo apartaba la vista y al terminar se retorcía queriendo safarse, pero sus intentos eran fallidos.

-¡¡MALDITO HIJO DE PUTA, DEJALO YA!!-

-Lo dejaré cuando cumplas- Des estaba conciente pero muy debil -Oohhh ya ya ya, tranquilo, tu vida depende ahora de el- le decía Samuel al oido mientras movia su cabeza hacia Leo, luego movió la cabeza de Des para mirarlo de frente y le dijo a Leo -Creo que ya nos pusimos de acuerdo ¿No?- dijo eso y besó a Des en los labios para hacer enojar a Leo -Llevenlo a su habitación- hizo un gesto con la mano y sus hombres lo llevaron a un cuarto normal pero sin ventanas y la puerta estaba reforzada, -Y para asegurarme de que no hagas nada, le haras compañía- le dijo Samuel a Marieta tomandola de la mano.

Unas horas después

Leo estaba dando vueltas por el cuarto histerico y murmurando cosas, mientras que Marieta estaba en una esquina sentaba con la mirada perdida.

-Tu hermano es un pequeño hijo de perra- le dijo Leo a Marieta parandose enfrente de ella -Por favor respondeme- Marieta miró a Leo y con una voz ronca le dijo.

-¿Y qué quieres que te diga?.

-¿Por qué no ayudaste a Des?, ¿Por qué no le advertiste?

-¿Crees que no quise hacerlo?- respondió Marieta poniendose de pie ya enojada -No soy como mi hermano si es a lo que te refieres, ¿O no crees que de ser asi no me hubiera encerrado aqui con tigo?- Marieta se sentó en la cama.

-Claro que pensé en eso, no creo que tan siquiera sepas para que me quiere, pero quiero saber por que no le dijiste a Des.

-Por que si lo hacía lo iban a matar de cualquier forma- Leo se sentó junto a Marieta.

-Lo siento, pero el es todo lo que tengo en estos momentos.

-Lo sé, me habló sobre ti, de verdad significas mucho para el... un sentimiento del que mi hermano se aprovecha muy seguido. Pero algo si quiero saber y tienes razón. ¿Qué quiere Samuel de ti?.

-...Mi padre y el tuyo trabajaban juntos, en lo que actualmente trabaja Samuel, ambos nos conocemos desde niños. Nosotros debíamos tomar los lugares de nuestros padres, ambos aceptamos, hasta que tu padre nos envió a desacernos de un... inconveniente, tu padre me amaba más que el mio, o eso sentía, así que hacía todo lo que el me pedía, esa vez fuimos Samuel y yo a deshacernos de tal obstaculo, yo no dudaba hasta que lo hice, me di cuenta de lo que había hecho, fue entonces que me fui...

-¿Y qué fue lo que hiciste?

-Marieta... Yo maté a mi padre-