Capítulo 4

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Manicomio...

Era hora de resolver esto por mi propia cuenta, las autoridades no iban a ayudarme, aunque sin ellas no llegaría a ninguna parte.

Leyendo los documentos una y otra vez, no encontraba absolutamente nada. Con un fuerte dolor de cabeza, mire mi celular, 8:30 PM. Ya era muy tarde. Meti los documentos en una carpeta y los guarde en un cajón.

Me acosté en mi cama, descansando mis pies y brazos. Todo esto me tenía cansada...

Una pequeña idea llego a mi cabeza.

Si tanto quería saber de Carrie, ¿Porqué no ir al manicomio en donde estuvo internada? Talvez conseguiría más información sobre ella, y resolvería todo esto. ¡Si!

Ansiosa por tener mis planes listos, decidí dormir.

Minutos después, mi madre tocó la puerta de mi habitación, ella estaba arreglada. Tenía puesto un vestido azul marino con unos zapatos negros con un moño de adorno.

-Lamento despertarte, Beth. -Dijo-La vecina me pido un favor, me pidió que me quedara en su casa por el resto de la noche, tenía que ir a un mandado muy importante de su trabajo. Te quedaras sola por esta noche.

¡No me dejes mamá!

-Me tengo que ir, descansa.

Dijo y se fue. Me quede completamente sola.

*2:20 AM*

Un ruido extraño se escuchó en la planta de abajo de mi casa, tenía miedo de ir y revisar lo que pasaba. Recordaba lo del asesino y Carrie.

Temblando gire el picaporte de la puerta de mi habitación, abriendola lentamente, procurando que no hiciera ruido alguno. Una vez abierta sali de mi habitación. Baje las escaleras y llegue a la sala de estar donde no había nadie. Todo parecia tranquilo.

A punto de subir el primer escalón, un ruido de un jarrón se escuchó en la cocina. Con miedo y temblorosa me acerco a la puerta de la cocina, una sombra se refleja en la pared. Tenía una figura del cuerpo de un hombre. ¡¿Y si era el asesino?!

Voltee a mi lado izquierdo en donde estaba una pequeña mesita con unas tijeras. Una vez en posición de defensa, camine lentamente hacía la cocina. Mis manos temblaban, mi corazón palpitaba con rapidez y mi mente solo pensaba en Carrie. Que me mataria.

Un hombre salió de la nada, agarrando mi mano en la que tenía las tijeras con las que me defendería si algo pasaba, los dos luchabamos cuerpo a cuerpo, empujandonos hasta acabar con alguno de los dos. Cada vez estaba más asustada, el era un hombre alto y musculoso, no había manera de que le ganara.

El me empujó con fuerza hacía atrás haciendo que cayera de espalda y me quito bruscamente las tijeras de mis manos, había perdido mi único recurso para vivir.

No logre ver su rostro, necesitaba a hacerlo para avisar a las autoridades por si salía viva.

Tomó mi brazo derecho, tirando de el hasta llevarme a un salón de mi casa.
El miedo lleno mi cuerpo completo. Era mi fin. Iba a morir. Era hora de decirle adiós al mundo.

-¿Qué haces con ella?-Preguntó en susurros otra persona. Al parecer era uno de sus cómplices.

-Es dueña de la casa, no hay que dejar a nadie vivo, sino ¿Qué nos espera?-Dijo

-Golpeala con una pala en la cabeza y tira el cuerpo en un rio.-Ordenó la otra persona.

-¡No, esperen!-Grité desesperada al sentir como tiraba el hombre de mi brazo, y me llevaba a la puerta de mi casa.

La Chica Del ManicomioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora