Venganza, dulce venganza.

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La mesa que lo distanciaba de ella no era lo suficiente grande como apartar las ganas terribles de acabar con su vida, pero eran otros tiempos y ya no podía hacerlo, era mucho papeleo y un costo que podía afrontar pero que no deseaba desperdiciar. La miro, los ojos cristalinos chocolates que reflejaban esperanza seguían ahí, mirándolo insistentemente, pensó despedirla y echarla del lugar a patadas, de hecho fue la primera opción pero sus años de espera no valdrían en vano, se vengaría de ella con todo lo que tenía y no dudaría en hacerla perder cada gota de esperanza en su mirada.

No tomo la mano de ella, solo sonrió y pidió que se sentara. Miro su cuerpo que parecía algo cambiado, lo tomo como el paso de los años después de todo no habían terminado de sellar su promesa, lo que causaba que viviera como cualquier humano, no quería respirar el aire aunque lo sintió más ligero, noto el causante, una bufanda blanca de corte semicircular que poblaba con soltura y a la vez fuertemente el cuello de ella, talvez por vergüenza de mostrar a quien pertenecía.

Eso lo hizo arder en rabia, deseaba gritarle y apoderarse del cuerpo que era suyo, por derecho.

-Señorita Kagome Higurashi-Dijo con un aire soberbio.

-Pero ¿cómo sabe mi nombre?

-No olvide.....

-Si lo siento, usted es el jefe superior debe saberlo-Sonrió-Lo siento por no captar lo obvio.

-Es que no te acuerdas de mi-La miro con sus ojos miel.

Ella lo miro con duda, y de pronto una luz vislumbro su mente.

- ¿Acaso usted estudio en mi preparatoria?

-No.

-¿Acudí con usted a clase se arquería?

-No

-Lamento decirle que entonces nunca lo he visto.

-¿Realmente miko me has olvidado? Que descaro de un simple humano.

- Ya me acorde !usted estuvo en el club de drama¡

El la miro con el gesto adusto, con una mueca en los labios, cuando iba a responderle sonó el teléfono de ella, tomándolo rápidamente en reacción contesto.

-Sí, cariño. Claro, estaré enseguida ahí.

-Disculpe señor....perdón aún no se su nombre.

-Sessho.....

La puerta se abrió con fuerza dejando ver a una joven de cabello rubio.

-Lo siento creo que me he tardado mucho, me iré. Hasta mañana señor Sessho.

Kagome salió y volvió a ver su teléfono, su hija la necesitaba

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Sonrisa farsante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora