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ÚLTIMOS CAPÍTULOS.

No he recibido ni siquiera un mensaje de Darcy desde ayer en la tarde, lo último que supe fue que ya estaba de camino al aeropuerto y a partir de ahí nada.

Pensaría que es normal si no me enviara mensajes todos los días en cada oportunidad que tiene, avisándome -sin que se lo pida- si ya va a comer, dormir e incluso a veces si se va a duchar.

En su vuelo hay dos escalas, una de ellas es en el aeropuerto de Helsinki en Finlandia, la cual dura diez horas para permitir a los pasajeros descansar y dormir. La siguiente queda en Bergen, en Noruega, y dura una hora con cincuenta minutos. En esas horas ella habría desactivando el modo avión y me habría mandado al menos diez mensajes.

Quizás es raro que me sepa el programa del vuelo, pero lo investigué y hasta saqué cuentas para exactamente dónde está y a qué hora, porque después de todo es una mujer viajando sola. Fácilmente alguien podría notarlo y hacerle daño.

Soy paranóico, lo sé, pero es el precio de crecer sobreprotegiendo a mis tres hermanas. Y si a eso sumamos que esta mujer no ha dado señales de vida, y que por algún motivo mi muy efectivo sentido para intuir cosas malas está alerta, sí, estoy notablemente nervioso y preocupado desde hace más de treinta y cinco horas.

No estaba muy seguro de ir a recibirla al aeropuerto porque podré ser un caballero, pero es precisamente por eso que no quiero reunirme de nuevo con mi ex novia y pretender que nada pasó cuando soy ya un hombre casado. Quizá no habría tanto problema si mi esposa no conociera nuestra historia, o si al menos no odiara a Darcy tanto.

Justo ahora estoy en la cocina ayudando a mis empleados a lavar los platos, mirando cada minuto el reloj. Son las nueve y media. Su vuelo aterriza a las diez veinte, tengo menos de una hora para llegar al aeropuerto.

¿Qué puedo hacer?

Si le digo a mi esposa se molestará, y no quiero mentirle para ir. En eso, una idea me asaltó.

Miré de reojo a mi hermano, justo ahora estaba barriendo mientras cantaba "I don't want to set the world on fire"

-Callen. -lo llamé, secando mis manos para ir hacia él. Sólo me miró, esperando escuchar lo que tenía por decirle. -Necesito que tomes un taxi ya y vayas al aeropuerto. - Para que ninguno de los presentes me entendiera, hablé en francés. Nos había pagado unos cursos a él y a mí hace unos años. Invité también a mis hermanas, pero ellas quisieron aprender Italiano. Ahora me alegraba de que las cosas hubieran pasado así.

-¿Para qué? -preguntó, extrañado.

-Darcy abordó un vuelo, y se supone que debe llegar hoy a las diez quince. No he sabido nada de ella y quiero ir a ver si arribó o no. Pero como sabes, Jude la odia demasiado. Yo no puedo ir.

-Vamos, no es para tanto. Seguramente apagó su teléfono y cuando llegue a su casa te hablará. -suspiré cansado y me crucé de brazos.

-Rhett... - lo llamé por su segundo nombre. Cuando eso pasaba, él sabía que las cosas eran serias, así que apenas lo hice, enderezó su postura y frunció el entrecejo, expectante a lo que le diría a continuación. -Mi radar de peligro está activado. -abrió su boca, con sorpresa.

-¿Lo dices en serio? -asentí. En mi familia soy famoso por eso. Si presiento que las cosas andan mal, no hay más opciones, definitivamente andan mal. Mi padre ahora dice de broma que me va a vender a un circo por el mismo motivo. -Cielos... -rascó su nuca, nervioso. -De acuerdo, pero yo no voy a pagar el taxi. -advirtió.

Step by Step (Ruki/the GazettE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora