Capítulo 6

56 5 0
                                    

     Caleb llegó a la cima de la colina sin perder de vista el punto sureste y buscó a su hija con la mirada, la cual se acercaba sobre brazos de Leonart y corrían a toda velocidad hacia ellos. Darwin le explicó a Sherry que con ellos estaba un chupasangre. Sherry al escuchar su nombre reaccionó con asco. Darwin rió a carcajadas.

     Estaban todos, unos enfrente de otros, ya las presentaciones habían culminado y ahora tendrían que seguir su camino. Caleb señaló hacia el sureste, y todos se encaminaron hacia allá. Sherry y Celeste se hicieron amigas al poco rato. Parecían dos niñas mientras se secreteaban.

     Darwin contó que conocía a Sherry ya que eran los mejores amigos de pequeño. Vivian uno al lado del otro, y se conocían muy bien. Cuando Darwin decidió irse del Valle Licantrópico, Sherry admitió que lloró y le costó superar la partida de su amigo.

     Ellos no lo decían, pero Caleb presentía que entre ellos hubo algo alguna vez, pero no era seguro. Tal vez eran muy buenos amigos que no podían vivir uno sin el otro. Exactamente igual, que los primeros dos años de Emma y él después de la muerte de Celeste.

     Eran dos días de caminata. Se introdujeron en un bosque que se atravesaba en su camino. Allí decidieron descansar. Darwin y Sherry derrumbaron dos árboles, y Leonart ayudó a despejar el lugar para que los mortales pudieran dormir.

     Darwin se sentó en uno de los troncos y Leonart a su lado. Mientras que Celeste y Sherry estaban en el otro riendo. No sabían cómo dos chicas que se acababan de conocer ya habían entablado una amistad, en realidad nadie lo entendía. Ni ellas mismas.

     Sherry entre susurros le confesó a Celeste que un mes antes de la partida de Darwin, ella lo miró mientras dormía. Luego se atrevió a acercarse y lo besó, pero él no respondió a su beso ya que dormía. Él no lo supo, hasta ese momento que escuchó lo que susurraban.

     –Me lo hubieras pedido y te lo hubiera dado sin quejas –comentó Darwin sonriéndole, y Leonart ocultó una carcajada.

     Sherry se ruborizó ligeramente.

     Caleb poco a poco se quedó dormido y soñó con su padre.

     Caleb estaba en el túnel nuevamente, pero no había ninguna luz que le indicara a donde debería ir. Caminó a tientas hasta que tocó un lugar frío y firme. Comenzó a correr en una dirección que desconocía mientras se guiaba con el tacto. Sintió una respiración cálida en la nuca. Se detuvo en seco y volvió la mirada pero sin ver nada.

     Sintió que alguien lo tomaba por el tobillo y lo haló hacia atrás. Lo haló por un rato hasta que lo soltó en medio de una abertura iluminada.

     Salió por la abertura, y miró a su padre Kevin Houfly atado a un árbol de cabeza.

     –¡Ayúdame! –gritó el pobre hombre que se le comenzaban a marcar las venas en la frente por culpa de sangre que se iba a la cabeza.

     Caleb trató de correr pero ahora el estaba atado a unos árboles con sogas. Haló pero las sogas no cedían. Entonces, su padre gritar de dolor. Un hombre, al cual no lograba ver su rostro, lo azotaba con un látigo. Después de varios golpes, el hombre salió de detrás de su padre y le sonrió a Caleb.

     Caleb identificó esos ojos azules, lo veía en sus pesadillas días después de que ese hombre muriera, el Rey Charles. Cerró los ojos y al abrirlos el Rey Charles estaba enfrente de él, y le dijo con su voz tenebrosa.

     –¡Se agota el tiempo, Caleb! –y luego le sonrió.

     Caleb despertó y en su memoria quedó esa espeluznante sonrisa. ¿Cuánto tiempo había dormido? Sherry y Darwin estaban dormido juntos sobre la nieve. Celeste y Emma dormían sobre una cama improvisada con hojas secas. Leonart estaba sentado sobre un tronco mirando hacia la nada.

Las Aventuras de Caleb Coin: Reino FugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora