Capítulo 1

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–Arthur-san sobre su nuevo libro...– un joven asiático de cabellera azabache se encontraba frente un malhumorado inglés.

–¿Que tiene de malo?– frunció el ceño cruzándose de brazos.

–La trama es buena, pero usted es un escritor de misterio... No de misterio con romance...– hablaba con un tono bajo y tranquilo intentando no alterar al rubio.

–¿Estás diciendo que no puedo escribir un romance?– preguntó incrédulo por lo que oía.

–No que no pueda... Es solo que usted no tiene experiencia con una relación entre hombres...– informó algo incómodo por la situación.

Kiku y Arthur se conocían desde hace años cuando el inglés buscaba un editor para sus historias y el japonés buscaba a un nuevo escritor con el que empezar.

–Pues solo debo conseguirla.– sonrío confiado en si mismo.

–Arthur-san, ¿se está dando cuenta de lo que está diciendo?– el nipón sabía que su amigo hablaba en serio.

–Totalmente. Solo debo buscar a alguien adecuado, de poco cerebro e inocente a ser posible.– apoyó sus manos en la mesa para levantarse de su asiento.

–¿Arthur-san?– miró a su amigo que se había levantado sin previo aviso mirando por la ventana de la cafetería donde estaban.

–Creo que ya encontré a alguien.– una sonrisa se formó en su rostro y sus ojos esmeraldas emitieron un brillo especial.

Kiku miró por la ventana intentando adivinar a quien se refería.

–El que está en el banco jugando al P*kemon Go.– señaló disimuladamente en dirección de ese joven.

Cabello rubio con un mechón anti-gravedad, ojos azules tras unas gafas y una gran sonrisa en la cara.

–¿Como sabes que está jugando al P*kemon Go?– curioso Kiku miró al inglés que observaba detenidamente al chico.

–Por el deslizamiento del dedo en la pantalla, además gira en algunos momentos el móvil como si tuviera activada la cámara exterior y esta cafetería es una p*keparada.– explicó como todo un profesional sobre el juego.

–Sabes mucho sobre el juego Arthur-san.– soltó una leve risa de sus labios.

–Con Peter me he aprendido todo sobre el juego.– suspiró agotado de solo recordar las carreras que se echaba para no perder a su hermano mientras corría buscando esos lugares donde dan objetos.

–¡Oh! Tu víctima se está yendo.– dijo tranquilo observando la cara de sorpresa del inglés.

–Tch... Ya buscaré otra...– volvió a fruncir el ceño sacando la cartera –Hoy invito yo.– sacó el dinero antes de que el japonés pudiera protestar sobre ello.

La reunión sobre el nuevo libro había terminado, aunque Kiku no había conseguido quitarle la idea de la cabeza a su amigo.

Y presentía que nada bueno saldría de esta historia, y menos con la búsqueda de la "víctima".

Pasaron unos días en los que Arthur buscaba a su marioneta amorosa, aunque sin éxito.

No había conseguido conquistar al francés cara rana en todo el tiempo que estuvieron en el instituto mientras eran "amigos", como iba a hacerlo con alguien que ni conoce.

Pero un día mientras Arthur salía del veterinario con su gato, que por alguna razón tienen las mismas cejas, se encontró a su primer objetivo.

Agarró el móvil y llamó a su amigo y editor Kiku con una emoción inexplicable.

Fantasías de un inglés malhumorado [Au/UkUsUk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora