Capítulo 5

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Un joven de 15 años miraba por la ventana del orfanato en el que vivía observando el lago brillante y azul que le recordaba a los ojos de la persona que amaba.

¡Arthur! —le llamó una niña entrando en la habitación—. ¡Te ha llegado una carta! —exclamó emocionada extendiendo su mano con el sobre.

El joven abrió su boca sin creerlo al ver quien le mandaba la carta, la cual empezaba con un "Querido Iggy", dejando fluir las lágrimas por sus mejillas.

Había esperado una carta por parte de esa persona durante dos años, pero la carta no era lo que creía.
La carta parecía haber sido antes de haberse separado de él estando unida con otra carta proveniente de la madre de su amigo.

En esa hoja comentaba que no quería que estuviera en contacto con su hijo y que ninguna de sus anteriores cartas se las había dado con la excusa de que era por el bien del niño 4 años más joven que Arthur.

Leyendo el contenido lloró y lloró, prometiéndose que a pesar de los muros que pusieran en su relación él no rompería la promesa que se hicieron.

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—¡Oh! ¡Ya despertaste! —exclamó Alfred saliendo del baño con el torso desnudo y secando su pelo con una toalla.

Arthur frotó sus ojos cansados, había tenido un sueño sobre algo que le había pasado hace tiempo que no quería recordar.

—Un poco después de que lo hiciéramos te quedaste dormido, así que decidí no despertarte y me tomé un baño. —sonrió mirando al baño del que todavía salía algo de vapor.

—Alfred. —le llamó levantándose del sofá.

—Dime.

—Tu castigo era que no podías hablar hasta mañana por la mañana —informó molesto acercándose peligrosamente al americano—. ¿Acaso quieres otro castigo?

—E-Espera... ¿Iba en serio ese castigo? —preguntó nervioso, creía que solo lo había dicho por la situación en la que estaban.

—Por supuesto que iba en serio, pero viendo que la has incumplido tendré que ponerte otro. —dijo encaminándose al baño.

—¡¿Qué?! ¡Nononononono! —rogó pidiendo clemencia.

—Veo que sigues sin cumplir el castigo —Alfred se maldició a si mismo por lo bajo y calló mirando al inglés—. En mi habitación tienes un regalito, cuando salga de la ducha te lo quiero ver puesto.

Alfred quería quejarse, ya que sería otro disfraz vergonzoso, pero seguro que si seguía hablando le castigaría de una forma peor. Por lo que cabizbajo caminó a la habitación de Arthur escuchando como la puerta del baño se cerraba.

Miró la habitación buscando el "regalo" de Arthur viendo que hoy el cuarto estaba reluciente y ordenado, y también encontrando una cajita encima de la cama con una nota en la que ponía: "Regalito de Alfred".

Temeroso la abrió pensando en que tipo de circunstancias le pondría el contenido de la caja en un futuro muy próximo y temiendo que perversiones haría el inglés con él, pero eso último había escenas que no le disgustaban.
Al abrirla vio algo que no había esperado, eran unas orejas y una cola de gato bastante rígidas pareciendo estar hechas de metal a pesar del pelaje falso que las cubrían.

—Bah, tampoco es un castigo terrible. —se dijo sonriente y colocando los artefactos en su ropa una vez ya se había vestido. Después del vestido de sirvienta esto le parecía una cosa insignificante solo para reírse un poco de él.

Fantasías de un inglés malhumorado [Au/UkUsUk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora