Capítulo 3

682 89 150
                                    


-¡Maldito viejo pervertido!- gritó Alfred ya al llegar a su cuarto en la residencia de la universidad.

Su corazón latía a mil por hora, sentía su rostro arder al igual que las zonas que había tocado Arthur con sus manos o guantes.

Extrañamente no odiaba los roces que había tenido con él, era más bien el como se comportó el inglés, y sobretodo la interrupción del momento.

-Agh... No esperaba que sucediera esto...- susurró mientras se agachaba con la espalda en la puerta.

Jamás había sentido eso con sus otras relaciones, si había tenido otras, más bien muchas. Todas las chicas que estaban interesadas en él, él salía con ellas por no entristecerlas aunque terminara con ellas en una semana o dos, y los chicos con los que había salido, simplemente rompieron por falta de la chispa del amor.

Como olvidar su romance en el bachiller con Iván Braginski, el ruso infantil que le enamoró perdidamente, o Feliciano Vargas, que le consoló después de romper con Iván y terminaron saliendo por un tiempo.

O con su mayor amor que tuvo en primaria con su amigo de la infancia, que de su nombre no se acuerda. Eran vecinos y algo mayor que él, y por extraño que parezca por su edad... Con él tuvo su primera vez, y varias más, pero no solo por amor, sino por otras razones peores.

-¡Alfred! ¡Te llama el profesor Bonnefoy!- un alumno random de la residencia de Alfred petaba a la puerta de su habitación.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!- gritó Alfred molesto.

-No lo se. Solo se que te llama y quiere verte en su despacho.- y el alumno random se fue.

-Maldito franchute ahora tengo que pagar el bus para ir...- empezó a maldecir mientras caminaba con el ceño fruncido.

Después del viaje en bus por fin llegó a su universidad para ver a su barbudo profesor.

<<Toc Toc Toc>> petó la puerta del despacho.

-Puedes entrar.- y eso hizo, entró en ese despacho extrañamente decorado con algunos corazones, imágenes de París y un sofá que parecía bastante cómodo.

-¿Para que me llama?- preguntó sin más, no es que tuviera un buen día.

-Solo quería charlar contigo.- sonrió apoyando su rostro en sus manos.

-¡¿Me has hecho venir aquí solo para charlar?!- todo indignado puso cara de molesto.

-Oui~, ¿y también quería saber por qué estabas con Arthur Kirkland?- de una carpeta sacó un montón de fotos de ellos dos.

¡¿Pero si solo se vieron dos días?! ¡¿Como se enteró tan pronto?! ¡¿Como sabía el nombre del cejón?!

-N-Nu se de que me habla... Io no conosco a nadie iamado asui...- el sudor empezó a recorrer su piel.

-No mientas a tu profesor y habla bien.- hizo un gesto para indicarle que se sentara en el sillón enfrente de su escritorio.

-Okey.- se sentó intentando ponerse serio, pero como es medio imbécil, no paraba de sonreír. Ya sabéis la típica risa nerviosa que sale en situaciones así.

-¿Por qué estabas con Arthur?- volvió a preguntar con una sonrisa.

-¿Por qué conoces a Arthur?- pregunto en forma de contraataque.

-Es un amigo mio desde secundaria, y hacía mucho que no le veía desde que se hizo famoso.- respondió de forma sincera.

-Ya veo...- susurró el americano observando las imágenes.

Fantasías de un inglés malhumorado [Au/UkUsUk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora