Capítulo 4

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Llegue como pude hasta la habitación de Sirius, toque la puerta despacio esperando que respondiera al otro lado, deseaba que este solo porque si estaban los demás no sería capaz de llevar a cabo mi "maravillosa idea".

-Vooy- se escuchó desde el otro lado de la puerta, mi corazón palpito a todo lo que tenía de los nervios. Cuando la abrió me miro son su típica sonrisa de lado.

-Señorita Laurent, a que debo el placer de su visita- dijo con media sonrisa y yo deseaba salir corriendo pero ya era tarde estaba ahí.

-Eh nada solo quería hablar contigo, puedo pasar- el asintió y se retiró de la puerta para que yo pudiera entrar. Entre con dificultad y el cerro la puerta, me miro preocupado alzando una ceja.

-Qué te pasa, estas bien?-

-Sí, solo que en el lago me lastime el pie y pues, estoy así. Aunque Lily y Hermione me curaron aun me duele- explique

-Calma, no te muevas- dijo y se acercó a mí para cargarme como una princesa y ponerme en el sofá de la habitación, en ese momento me ruborice y él debía sentirse orgulloso por haber logrado esa reacción en mí.

-Ehh, bueno yo...- titubeaba sin saber que decir ante tal cercanía. –Perdóname Sirius esto es una apuesta- dije antes de tomar con delicadeza su rostro y depositar un suave beso en sus labios. El me miro sorprendido y se alejó de mí despacio.

-Wow, me sorprende Señorita Laurent. Pero dígame gano o perdió la apuesta- los colores subían por mi rostro y sonreí.

-De las dos maneras he ganado, gane una apuesta y me quite las ganas de besarte-

Solté enseguida sintiendo que me sacaba un peso de encima, el soltó una risa irónica y vi como intento acercarse de nuevo a mí para besarme pero no lo hizo. Así que fui yo la que nuevamente acorto la distancia entre los dos y lo bese.

Cuando nos separamos me moría de vergüenza pero por lo menos no me había rechazado, pero como lo haría él era Sirius Black el casanovas, me separe de él despacio y me levante con dificultad, me miro y se levantó tras de mí.

-Que haces?-

-Irme a mi habitación- respondí calmada en el umbral de la puerta. Él se paró frente a mí de prisa y me miro.

-Porque no te quedas?- me dijo enseguida y mi corazón se paralizo, quería pero no quería, alce mi mirada y sonreí.

-Crees que me quedaré con un pie lastimado-

-Pues deberías no quiero salir a esta hora a dejarte en tu habitación- replico.

-Pero puedo sola, además que les diría a mis amigas, me matan si saben que pase la noche contigo-

-Que te quedaste dormida en la Biblioteca o en un árbol- respondió y yo sonreí negando.

-Black se nota que eres malísimo para mentir, al menos a mí. Como me quedaría a dormir en un árbol con un pie lastimado- el alzo la ceja y me tomo de la parte de atrás de las rodillas y la espalda para cargarme.

-Tú te quedas y ya- dijo muy decidido. Yo resople molesta y cruce los brazos.

-Está bien, pero me prestas algo para dormir, no es cómodo dormir con esta blusa- él se giró y abrió su gaveta para darme una camisa blanca, la tome y me senté acomodándome en la cama para poder ponérmela.

-Ni se te ocurra mirar Black o te mato- dije amenazante y él sonrió levanto las manos y se dio la vuelta. Note como quiso mirar pero por una extraña razón se contuvo.

-Lista- dije cuando me había cambiado. Sonrió y se sentó en el sillón.

-Yo dormiré aquí- señalo el sillón-.

-No por favor ven duerme conmigo, me da miedo dormir en esta cama tan grande sola- dije con un puchero. Él se negó y se quedó sentado.

-Ven Black, prometo no te hare nada- dije entre risas, quien debía temer con eso era yo no él pero no se me ocurrió nada más.

Sonrió y se levantó del sillón, se empezó a quitar la camisa delante de mí y yo me sonroje de golpe. Su pecho estaba muy bien trabajado, la luz de la noche que entraba por la ventana lo alumbraba de tal manera que era inevitable mi cara de estúpida enamorada. Cuando regreso a ver y se dio cuenta de cómo estaba me miro coqueto.

-Te molesta que duerma sin camisa? Si es así me la pongo de nuevo?- y empezó a abrochársela de nuevo.

-No, no, no, estas bien no me molesta de verdad- dije y me maldije por dentro por sonar tan desesperada pero que podía hacer me traía de un hilo.

-Pues entonces Señorita Laurent hágame un espacio a su lado- dijo acercándose a la cama. Yo me arrodille y le estire los brazos.

-Ven, ven acá Sirius- el me miro raro pero se acercó –Por favor, no me rechaces- pedí suplicante cuando me lance a besarlo de una manera tan apasionada que ni yo misma sabía que podía besar así.

-B...ell....- intento decir mi nombre pero era demasiado tarde ya lo había aprisionado con mis labios, en ese momento no supe que más hacer sino dejarme llevar por mis instintos.

Sirius Black & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora