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Para Ruben, levantarse a altas horas de la madrugada era normal, para su madre, un irresponsable, para todos, un bueno para nada; y Samantha era la típica niña que sudaba agua bendita, trabajaba y tenía deberes que cumplir. Ruben le hizo un gran favor al llevarle a las 3.am, en un barrio dónde los lujos gobernaban, una pequeña bolsita blanca.”

3 a.m.; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora