3- Chispa helada.

1.3K 45 2
                                    

Los días pasaban muy rápido, demasiado... cuando me daba cuenta ya era de noche. Las tardes no me cundían, estaba hasta arriba de trabajos, por no hablar de las practicas y de los malditos cuadernos de laboratorio que nos habían hecho rehacer ya dos veces por no se que cosa del orden y la colocación. Estábamos ya a 18 de diciembre, hoy tenía la exposición de uno de los trabajos, y a última hora, examen, improvisado hace una semana, como idea para quitarnos el temario entero de una asignatura y no tener que hacer el examen final. Era el único motivo por el que me lo estuve currando, pues perdía bastante tiempo estudiando los doce temas del examen. Pero por fin había llegado el día y la hora. Estaba recogiendo mis cosas, después de haber entregado el examen, y de ilusionarme porque ¡AL FIN! comenzaban las vacaciones de Navidad. Saqué el móvil del bolsillo:

"-Álvaro: espero que te vaya bien el examen, solo piensa que en una hora eres completamente libre ;)"

Sonreí como una tonta. Hacía un mes que había vuelto a ver a los chicos, y desde entonces Álvaro y yo no dejábamos de hablar por mensajes, cuando se aburría él o cuando me aburría yo, después de sus conciertos, cuando me mandaba fotos de los sitios a los que iban, o de puestas de sol.... Sí, estaba totalmente encaprichada con él. Lo se, mala idea.

-Bea: ¿Nos vamos? Quiero respirar algo de aire libre antes de volver a la realidad de esta carrera, menudas vacaciones...
-Tómate un día de descanso, nos vendrá bien después de las semanas que llevamos
-Bea: lo sé, por eso le he dicho a Carlos que iré esta tarde, aunque la verdad es que no me apetece nada
-Ya, a quien le apetece meterse en una discoteca a las cinco de la tarde, Carlos me odia, sino habría buscado otra cosa
-Bea: dijo que dirías eso -nos reímos, cogimos nuestros bolsos y salimos del aula, hacia los ascensores.

Se respiraba navidad en cada esquina de la facultad, las asociaciones habían decorado los corchos y los cristales, y enfrente de secretaría habían colocado un pequeño árbol de navidad. Nos colocamos bien el abrigo y la bufanda, nos pusimos los guantes, y salimos a la calle. Estaba muy nublado, y hacía bastante frío, pero comparado con el microclima que tenía la facultad de Biología, era como salir a la playa. Bajamos por las escaleras, hablando de cómo había sido el examen, cuando me paré en seco. No estaba soñando.
Álvaro, Blas, Carlos, Dani y David, mis chicos, estaban allí... ¡Con las chicas de Sweet California! ¡Y Clara! ¿¡EN SERIO!?

-Bea: por tu cara interpreto que hablo yo con Carlos y le digo que esta tarde no cuente contigo, pero aun así tenemos que hablar de la cena de navidad y de lo de nuestro cumple eh -nos despedimos, y me acerqué corriendo hacia ellos.

Las chicas no me dejaron avanzar mucho, se tiraron encima mía, y entre las cuatro me espachurraron y me achucharon

-Alba: ¿Pero tú ves normal lo que nos has hecho? ¡Llevamos más de dos meses sin vernos! Si hasta te ha crecido el pelo en este tiempo.
-Rocío: ¿El pelo solo? ¡Y ella también!
-¡Anda tontas! Que sigo igual que siempre
-Clara: ¿Seguro? ¿No ha cambiado nada en estos meses?
-Sonia: creo que aun no ha pasado nada -se miraron las cuatro sonriendo, y luego me miraron a mi.
-Chicas, no se si será por el examen que acabo de hacer o que, pero no pillo nada de lo que decís.
-Dani: gracias chicas, nosotros también queremos.
-Carlos: no veis que me mira desesperadamente, por favor no la hagáis sufrir y dejad que venga a los brazos de su querido Carlos.
-David: ¿Querido Carlos? ¿Estás seguro de que te mira a ti? -Me cogieron los tres a la vez, abrazándome fuerte.
-Blas: anda que tenéis un ego... esta claro que esta loca por abrazarme a mí.
-Álvaro: claro, sobre todo a vosotros cuatro, cuando si no fuera por mi, hubiera muerto del aburrimiento sola y desamparada en su casa. Es la segunda vez que te salvo, que conste -me guiñó el ojo, y en respuesta le sonreí como una tonta.
-¿Y puedo preguntaros qué hacéis aquí? Supuestamente no estabais en Madrid, aunque ya perdí la cuenta de por qué parte del globo ibais.
-Blas: ¿En serio? ¿Te dijimos que no estábamos en Madrid? ¡Qué cabeza la nuestra!
-Sonia: llevábamos planeando esto una semana, y no se como lo hemos conseguido con los horarios tan raros que tienes.
-Espera... ¿Por eso me preguntaste la hora del examen? -le pregunté a Álvaro, que se metió las manos en los bolsillos de los pantalones y se encogió de hombros.
-Álvaro: mas o menos, también quería saber cuando mandarte el mensaje de buena suerte...
-Carlos: bueno, dejando el tema pasteleo, te vamos a llevar a un sitio, por lo que tacha todos los planes de tu agenda para hoy, y más te vale que te guste porque no hay marcha atrás
-Me dais miedo... Vosotros cinco juntos sois malos, pero encima con cuatro chicas... Eso ya es terrorífico.
-Dani: confía en nosotros, te va a gustar.

Nos fuimos hacia los coches. Me senté atrás con Álvaro, en el coche de Blas, porque Carlos me quito el asiento del copiloto. Por el camino, ninguno soltó prenda, que tenía que esperarme a llegar. Cogieron la M-30, y después la M-40. No paraban de reírse y gastarme bromas. Cuando Blas aparcó el coche, y me asomé por la ventanilla... Quería matarlos.

-¿Estáis de broma no? ¿El palacio de hielo?
-Blas: nos tocaron unos pases en un sorteo, afortunados que somos, ¡Y qué mejor que usarlos hoy!
-Álvaro: porque.. ¿Sabes patinar no?
-No... -miré hacia el suelo
-Álvaro: ¡Pero si te encanta el patinaje artístico!
-Si, y me veo todas las competiciones y de pequeña quise apuntarme al club de Móstoles, pero a mi madre le daba miedo y nunca me dejó...
-Carlos: no te preocupes, nosotros te enseñaremos a mantenerte en pie, aunque lo de patinar ya será otra cosa.
-Me conformo.

Bajamos del coche y nos reunimos con los demás. Al menos no era la única que no sabía, Clara y Alba tenían tanto miedo como yo.
Dentro la temperatura era más cálida, pero seguía haciendo frío. Cogimos los patines y guardamos nuestras cosas en las taquillas. En la pista apenas había gente, qué se podía esperar de un jueves a las once de la mañana.
Carlos ayudó a Alba a entrar en la pista, David a Clara, y yo... Yo estaba temblando como un flan cuando Álvaro se acercó a mí. Me tendió la mano, y cuando la cogí, me arrastró hacia la pista. El mayor milagro de mi vida fue no caerme al principio, aunque bueno, iba por el borde, y agarrada a Álvaro. De vez en cuando me soltaba, y como le iba cogiendo el truco, conseguía ir sola un rato, hasta que Blas quería divertirse e intentaba tirarnos a Clara, Alba y a mí.

-Álvaro: aprendes rápido, ya te dije que era fácil, aunque no pierdas la concentración
-Si bueno, por si acaso no me sueltes mucho -le miré durante una fracción de segundo... Y me caí.
-Álvaro: te lo dije..

Empezamos a reírnos mientras me ayudaba a ponerme en pie

-Carlos: si me hubierais avisado, hubiera traído algo de muérdago - gritó desde el otro lado de la pista. Ahí hasta Álvaro perdió la concentración, y se cayó encima mía. Su cara se quedó a escasos tres centímetros de mi, y podía notar su respiración mezclándose con la mía a través del vaho... Mientras yo estaba roja como un tomate... Cuando pillara a Carlos...

El tiempo se nos pasó volando, apenas nos dimos cuenta de que eran las dos de la tarde, hasta que llamó mi madre para preguntarme donde estaba. Se me había olvidado llamarla para decirle que no iba a casa a comer por lo que tuve que aguantar uno de sus enfados, y el típico "bueno vale, pero ten cuidado y avísame de por donde vas".
Fuimos a las taquillas a por nuestras cosas, dejamos los patines y nos fuimos a comer.

-Alba: bueno, ¿Tendremos que ir haciendo planes para Navidad no?
-Sonia: esta claro que tenemos que ir a cenar, todos, sin excusa
-David: ¿Eso va con indirectas?
-Sonia: con todas las que te puedas imaginar
-Rocío: además este año tenemos un nuevo miembro en el grupo, hay que celebrarlo
-Alba: sí... Pero uno menos también -en ese momento miramos todos a Blas, que suspiró desesperado y se cruzó de brazos.
-David: bueno, venga, podemos hacer cena en mi casa.
-Dani: podemos decorar la casa entre todos.
-Carlos: muy buena idea, esta vez no os preocupéis que traigo yo el muérdago y lo cuelgo en un buen sitio -dijo mirando a Álvaro mientras se reía
-En serio, ¿Por qué todos los que os llamáis Carlos tenéis tan mala idea?
-Carlos: porque somos especiales.
-Blas: porque sufren defectos genéticos, seguro que tú sabes de eso.
-Álvaro: ¿Es que hay otro Carlos que sea así? Apañados vamos...
-Si, un amigo mío de la universidad, su alegría del día es tomarme el pelo.
-Dani: has de admitirlo Paula, es demasiado fácil tomarte el pelo.
-¡¿Perdona?!
-Clara: oye pobrecita, no os metáis con ella.
-Rocío: mira que meteros con la pequeña del grupo... No tenéis corazón.
-David: ¿Que no tenemos corazón? Encima que le iba a ofrecer nuestra ayuda.
-¿Con qué?
-Blas: podemos ir a hablar con él, y tomarle el pelo nosotros, gastarle alguna broma.
-Entonces ya si que me la tendrá jurada, se piensa que los cinco sois mis novios.
-Álvaro: ¡Cómo!
-Tengo fotos vuestras en el archivador, y cada vez que lo saco en clase empieza a decir que entre todas las que tengo esta mi novio seguro.
-Dani: que bonito, nos lleva en el archivador
-Claro que sí, soy fan de póster, carpeta y móvil.
-Carlos: ¡Eh! ¡Eso de fan de póster es mío!
-Pues no lo hagas público, todo lo que sale en Twitter deja de ser propio, haber puesto copyright -nos empezamos a reír todos, mientras Carlos se enfurruñaba y se cruzaba de brazos, fingiendo estar ofendido, pero fallando en el intento.
-David: bueno, qué os parece el 27 para la cena, así nos da tiempo a todos para volver a Madrid unos días y luego para volver cada uno a casa.
-Rocío: por mi perfecto.
-Y por mi también.

Una vez todos de acuerdo, fijamos la fecha en nuestra agenda. Pasamos el resto de la tarde de arriba para abajo por Madrid, las chicas íbamos más de escaparates y los chicos... se resignaban caminando detrás de nosotras.

2- Cuando sé que estás dormidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora