Cuando el despertador sonó a las cuatro... Yo creía que me iba a morir. Me costaba mover hasta los dedos del pie, y fue Álvaro quien me ayudó para poder levantarme. Me fui a la ducha, y gracias al agua fría conseguí despertarme un poco. Cuando salí el olor del café me arrastró hacia la cocina. Con las pilas cargadas, la casa ordenada, y el taxi abajo, pusimos la alarma a la casa y nos fuimos. A las cinco y media ya habíamos facturado y pasado el control, y estábamos esperando a que nos avisaran para entrar por la puerta de embarque.
-Álvaro: recuérdame que acabe con tu amigo David la próxima vez que le vea
-Tranquilo, si se te olvida me encargaré yo -ya me estaba tomando el tercer café de la mañana y seguía tan dormida como cuando me había levantadoNos tocaron los asientos de la ventanilla, con lo que a mi me encantaba mirar como se movían los flaps y slaps mientras despegaba el avión... y ver a la gente como pulguitas desde las alturas. Álvaro no tuvo problema, porque en cuanto el avión se estabilizó en el aire, apoyo su cabeza en mi hombro y se durmió. Yo enchufé los cascos al iPod y me puse a leer tranquilamente. El viaje duró una hora y media, y para mi sorpresa, cuando comenzamos a aterrizar en Heathrow, el cielo estaba despejado. Me dio pena despertarle, estaba tan rico cuando dormía... Salimos por el control de aduanas y tras coger las maletas, pillamos un taxi. A pesar del típico tráfico londinense, entrábamos por la puerta de la habitación a las siete de la mañana, hora inglesa. Ni siquiera lo habíamos hablado, pero aun así nada más entrar tiramos las maletas y las bolsas al suelo y nos tumbamos en la cama, a dormir.
Fui la primera en despertarse, a las tres de la tarde. Intentando no hacer ruido, fui colocando las cosas poco a poco en el armario, y cuando acabé salí a la terraza a llamar por teléfono. La vista era preciosa desde la planta 12 del hotel. Podía ver el Parlamento, con el Big Ben, e incluso el London Eye. Me encantaba Londres, de principio a fin, salvo por los pedazo de atascos que se formaban con solo pestañear.-Marian: ¡Hola cariño! Vi tu mensaje pero no te contesté por si estabais durmiendo.
-Si, acabo de despertarme y Álvaro sigue durmiendo, estábamos rotos.
-Marian: lo suponía, bueno ¿Qué tal? ¿Ha cambiado mucho Londres en estos cuatro años?
-Es perfecto mamá, tal y como lo recordaba
-Marian: me alegro cielo, bueno no te entretengo más, pasároslo bien y con precaución por favor.
-Si mamá, te quiero -dejé el móvil en la mesita de la terraza, y saqué la cámara de fotos, apuntando a diestro y siniestro, sin importarme cuantas fotos hacía por hacer.
-Álvaro: vas a llenar la memoria el primer día -me tenía rodeada por sus brazos, haciéndome cosquillas con la barba en el cuello.
-Esperemos que no, aun quiero inmortalizar muchos momentos -le di la vuelta a la cámara, y nos hice una foto... Tras otra.Se nos olvidó totalmente que no habíamos comido, pero no nos importó mucho, ya que entre unas tonterías y otras, la tarde se resumió en fotos con la réflex, 20 vídeos y fotos en instagram y algunas conversaciones por Twitter, aunque estuviéramos en la misma habitación.
A las siete bajamos a cenar al restaurante del hotel. Estaba todo hasta arriba de gente, pero aun así conseguimos un sitio al lado de la ventana, desde donde veíamos los coches y los autobuses, y la gente paseando por la calle. Me sentía como en las películas de Harry Potter.
Después de cenar nos acercamos hasta Westminster, y nos sentamos en uno de los bancos, mirando el Parlamento iluminado. A las doce de la noche, el Big Ben dió las campanadas, dando paso a un nuevo día.-Álvaro: feliz aniversario princesa
-Feliz aniversario, mi príncipe -y mientras me acariciaba la mejilla, y a mi se me escapaba mi típica sonrisa tonta, nos besamos, allí, con la luna y las estrellas, bajo las luces de Londres.---------------------------------------------
Cuando empecé a despertarme al día siguiente, noté que estaba sola en la cama... pero también noté un olor especial, una mezcla entre agua y perfume. Abrí los ojos un poco, y lo vi... Pétalos de rosa.
Estaba cubierta de pétalos, y la cama igual. Me incorporé un poco y al girarme, le vi sentado en el sillón, con mi iPod, y su mirada... esa mirada que me volvía loca. Se levantó y se acercó a mi, sin dejar de mirarme.
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2- Cuando sé que estás dormida
FanfictionTras el bombazo informativo que le dio Noelia, Paula busca la forma de devolver las aguas a su cauce, o al menos que su amiga vuelva a ser la que era, ayudada por David y Nerea. Sin embargo, su vida sigue como siempre, dentro de la típica rutina uni...