10- ¡Es mi vida!

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Abril terminó entre algún que otro trabajo y examen, y llegó mayo, que parecía ser más relajado. Los fines de semana seguían siendo de fiesta, aunque esta vez no estuvimos solos. Clara estaba pasándolo fatal también con la ausencia de David. Entre Sonia, Alba, Rocío y yo conseguíamos sacarle alguna sonrisa, pero las chicas tenían la agenda muy apretada preparando el disco, y la mayor parte del tiempo salíamos las dos solas.

-Clara: se me echa la casa encima sabes, y el silencio... No lo soporto
-Te entiendo, ¿Por qué no me haces caso y te vienes conmigo los fines de semana de fiesta? aunque no tengas el ánimo para ello te va a venir bien, y además podrías volver a ver a Noelia, o incluso ayudarme a controlarla.
-Clara: pues acepto, esta vez si que acepto, tienes razón, encerrarme en casa no me va a ayudar, ¿Cuándo vais a salir?
-Mañana, volvemos a Palace por tercera vez en menos de un mes, a las once y media te viene bien?
-Clara: me viene perfectamente, gracias Paula

Y así, ese sábado, se avecinó un nuevo desastre que yo no llegué ni a imaginarme. Noelia seguía a su rollo, liándose con el primero que pillaba, mientras Nerea la vigilaba desde el sofá y David desde la pista... y yo controlaba a Clara, que acababa con el tonillo del alcohol, bailando como una loca. Cuando ya necesitaba aire para respirar porque el tumulto me ahogaba, sacaba a Noe y a Clara de la sala y me las llevaba a la calle... Y mientras una se sentaba en un banco, la otra se ponía a fumar

-Esto ya es el colmo Noelia, te acepto lo de los rollos de una noche, pero ¿Fumar? ¿En serio?
-Noelia: ¿Es que vas a seguir controlándome toda mi vida? Tenemos diecinueve años Paula, no cinco, cada una somos responsables ya de lo que hacemos, y si se me antoja fumarme un cigarro o tres, me los fumo.
-Clara: venga Pau, déjala que disfrute de la vida.

Las dejé por imposibles, y me alejé hacia la plaza de Ópera, donde me senté mirando a la luna... Y llamé a Álvaro.

-Álvaro: ¿Paula? ¿Estás bien?
-Si defines bien por cabreada y asqueada, estoy estupendamente.
-Álvaro: ¿Otra vez?
-Si, pero no es solo Noelia esta vez la que me preocupa... Me he traído a Clara con nosotros.
-Álvaro: ¿¡QUÉ!? ¿¡Me estas diciendo que Clara hace lo mismo!?
-¡NO! ¡Ni por asomo! Lo máximo es que lleva una copa de más, pero estoy cansada ya, llevamos así casi siete meses... Yo al final acabo tirándome de un puente.
-Álvaro: qué me vas a contar... Blas se lió con una la semana pasada, cuando le conté lo de Noelia, se puso hecho una fiera.
-¿Se lo has contado? ¡Y cómo esperabas que iba a reaccionar!
-Álvaro: lo sé, pero es mi amigo ante todo Paula... No podía ocultárselo más...
-Te entiendo... Está bien, es mejor que se entere por ti que no por otro sitio.
-Álvaro: en realidad sí... Oye tengo que dejarte, me están llamando, mándame un mensaje cuando llegues a casa y cuéntame como ha acabado todo al final, y por favor, ten cuidado.
-Vale, y tú también.
-Álvaro: te echo de menos...
-Y yo a ti... -colgué y me quedé mirando el fondo de pantalla del móvil.

Tenía una foto que nos hizo Carlos, el día que quedamos en los jardines del Palacio Real, cuando al bajar de la pirámide me caí encima de Álvaro. Se me cayeron algunas lágrimas, pero enseguida me recompuse y volví dentro de la discoteca... Para volver a separar a Noelia de otro tío...
Pero mi muerte llegó el miércoles, a las seis de la tarde. Estaba en el tren volviendo a casa después de las clases de inglés, cuando me llamaron

-Álvaro: quiero que te enteres de esto por mi, antes de que lo leas, sé que aun no has visto nada porque acabas de salir de clase.
-¿De qué?
-Álvaro: no volvemos el mes que viene Paula... Nos quedamos hasta mediados de agosto
-¿Qué? ¿Mes y medio más? -me dio un vuelco el corazón, y un sudor frío comenzó a bajarme por la espalda- Pero...
-Álvaro: lo sé, lo sé... La discográfica ha conseguido contratos para actuaciones de galas y demás para julio, y en agosto quieren que demos el último concierto, pero la sala no nos la dan hasta el 17, así que hemos firmado para que nos reserven ese día
-Esta bien, es vuestro trabajo
-Álvaro: lo siento, de verdad
-No te disculpes, oye tengo que dejarte, se me va a ir la cobertura -en realidad, lo que no quería era acabar llorando delante de toda la gente que había en el tren, porque ya me picaban los ojos, y de eso al llanto me faltaba el pelo de un calvo.
-Álvaro: Paula...
-En serio Álvaro, no pasa nada, volved cuando tengáis que volver -y colgué.

2- Cuando sé que estás dormidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora