Capítulo 3. Pesadilla.

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Estaba lo suficientemente asustada, deseaba que aún estuviese dormida y que todo fuera parte de una mala pesadilla. Uno de los hombres frente a mi alzó su mano y lentamente apartó el cabello que cubría parte de mi sien.

-Allí esta -murmuró el hombre, antes de tomar fuertemente mi brazo. El otro hombre estaba acercándose e hizo lo mismo que su gemelo.

-¿No creen que es algo poco caballeroso tomar a una chica así? -una voz se escuchó, pensé que era alguien que ayudaría a los gemelos, pero lo dudé al ver como aquellos gemelos se tensaban.

-Encargate -sisea uno de ellos. No pude distinguir quién había siseado, pero aún así las voces de aquellos hombres estaban asustandome, mis ojos estaban llorosos del miedo.

-Voy a contar a tres y ustedes van a soltarla o enserio esto se pondrá feo -dijo aquella tercera voz que estaba haciendo enojar a los hombres y uno de ellos estaba apretando fuertemente mi brazo.

-A el Imperium no le gusta que interfieran en sus planes, es mejor que te apartes... -dijo uno de ellos, era difícil reconocer quién hablaba. Sus voces eran idénticas.

-Uno...

-Vámonos -ordenó el otro tipo, notando que estaban perdiendo tiempo.

-Dos...

-¡No, por favor! -rogué queriendo salir del agarré de el hombre. Logré librar mi brazo izquierdo, pero uno de ellos se molestó ante esa acción, sin embargo cuando quiso tomarme de nuevo la otra voz habló.

-Tres.

Un chico había salido de la sombras, con algo en sus manos que probablemente sería un sable, a diferencia de que la punta de aquél sable estaba sentellando, no parecía ser un sable común y corriente. Él hombre que tenía manos fueras de mí saco algo de su bolsillo, y lo lanzó al chico, éste lo evadió a tiempo. Segundos después esa cosa había explotado.

-Tienes mala puntería -dijo el chico pareciendo entretenido por la reacción del hombre.

-No creas que no tengo algo más para defenderme -dicho eso, el hombre extendió algo dentro de su chaqueta.

Estaba confundida, pero ahora quería liberarme del hombre que estaba lastimando mi brazo. Comencé a pensar que se estaba volviendo loca, tal vez era porque de alguna se sentía culpable por dejar a Liseth encerrada o era porque Liseth podría decir cosas que la comprometerían. Posiblemente estaba alucinando por los nervios y todo lo que estaba pasando no era real.

-Solo es una pesadilla, solo es una pesadilla -repetí varias veces, tratando de convencerme. Aunque el dolor de mi brazo estaba indicando que todo era real.

-Bueno esto se volvió aburrido -dijo el chico tomando su sable y acercándose al tipo sin previo aviso y atravesándolo.

Me congelé, el chico habían matado a un tipo frente a mí. El cuerpo del tipo parecía ser consumido por el sable, y la punta de éste centelleaba aún más. El hombre que estaba sosteniendo su brazo, me lanzó contra al suelo. Mis manos interrumpieron el impacto de mi rostro con el suelo, pero de igual forma mis rodillas fueron lastimadas.

-Eso tampoco fue amable -dijo el chico, ni siquiera elevé mi mirada. Quería huir de ahí- ¿Sabes que está cosa además de cortar cabezas puede consumirte y eso lo hace muy doloroso?

-Bastard -siseo el hombre-. El Imperium la quiere y si no te apartas cosas horribles te pasaran.

Vi mi oportunidad, poniéndome de pie corrí lejos de ellos con dificultad. Ambos estaban distraídos en una pelea que no entendía, quería llegar a la mansión y llamar a la policía, reportar que casi fui secuestrada. La calle estaba sola y comenzaba a entrar en pánico, necesitaba ayuda. Creía que alguien llegaría a rescatarme, pero estaba completamente sola en esa calle.

-¡Ayuda! -grité, pero no hubo respuesta- ¡Ayudenme, por favor!

-Hola.

Grité al encontrar a un chico frente a mi, era el mismo que había matado al tipo de ojos negros. Aunque habían dos y no sabía si los había matado a ambos, todo estaba siendo confuso. Mi cabeza se centraba en el asesino de mis secuestradores, estaba frente a ella. En cualquier momento podía también ser asesinada por un sociópata. Retrocedí sintiendo que mi barbilla temblaba. No quería morir.

-Calmate no soy tan feo -dijo él, acercándose lentamente-. Lamento que tuvises que tropezarte con unos Servus de el Imperium.

-¿Vas a matarme? -pregunté, podía notar el pánico en voz-. P-porque si lo haces mi familia hará lo posible por hacer pagar a mi asesino.

Mi voz había temblado y el chico podía burlarse en cualquier momento de mi amenaza, y después con su sable atravesarme como lo hizo con esos dos tipos. Di unos pasos más atrás, con mis venas inyectadas de miedo.

-No seas absurda -dijo el chico-. Nadie podría atraparme, soy increíblemente invencible -sonrió con superioridad-. Además, tengo que llevarte conmigo.

-¿Por qué? -eso significaba que iba a matarme o a venderme, o algo mucho peor-. Y-yo no soy importante -mis ojos estaban llenos de lágrimas, y estaba haciendo lo posible por no dejarlas salir. No quería morir llorando.

-Eso pienso yo -dijo él, frunciendo el ceño -, pero mis compañeros creen que eres necesaria -se acercó nuevamente, impidiendo que retrocediera-. Lo haremos un poco más fácil, o a mi manera -dijo encogiéndose de hombros.

Elevó algo en su mano y lo sopló en mi rostro, en ese momento todo se volvió borroso. La imagen del chico se distorsionó, estaba apunto de caerme pero él me tomó interrumpiendo mi caída.

-Por cierto, soy Chase.

Fue lo último que escuché, antes de dejarme llevar por la oscuridad.

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