Las vueltas de mi vida

Una noche larga

Apenas habían dado las nueve y ya quería que el día llegara. Los idiotas de los amigos de mi hermano estaban en la sala de la planta baja así que quedaba estrictamente prohibido bajar. El tal Scott se hacía burla de Jo y su pequeño enojo que va contra él. ¿Y yo? Pues yo estoy aquí pensando en Armando y el pelirrojo teñido; en Aaron y su pandilla; y en las ganas que tengo aventarme por la ventana.

Es decir, todos estaban haciendo algo productivo con sus vidas y yo simplemente estaba ahí; pensando en cuanto me gustaría saber algo más sobre Aaron. Todavía me rondaba en la cabeza el recuerdo de un Connor todo destrozado por culpa de Aaron.

Estaba tan abstraída en mis pensamientos que no me di cuenta de que Scott me estaba hablando; claro, hasta que al estúpido se le ocurrió gritarme en el oído. Me sobresalté tanto que le di un puñetazo sin querer, pero se lo merecía por burlarse de Jo y llamarme niña.

Se me quedó viendo hasta que pudo reaccionar y poco a poco su rostro fue tomando un color rojizo y su ceño se fue frunciendo. Mientras esto pasaba mi sonrisa se ensanchaba mientras pensaba que podía hacer con un tipo muy enojado.

-¿Y bien? ¿No te vas a disculpar?

-No creo que lo haga. Te lo merecías por burlarte y distraerla de lo que sea que este pensando.

Sin decir nada, me levanté y bajé hacia la planta baja donde estaban los amigos de mis hermanos. Nadie se atrevía a hablarme pero me miraban como si fuera algo intocable. Estaba sumergiendome de nuevo en mis pensamientos cuando choqué con dos personas al mismo tiempo. Yo caí, pero me levanté e hice mi camino a la cocina.

Estaba preparando comida para las visitas arriba y vi por el rabillo del ojo que Aaron entraba a la cocina.

-¿Qué te parece? Te defendí del bruto que te iba a golpear.

-Aja.

-¿Por qué eres tan fría? Dime quien te hizo esto para que lo mate.

-No creo que te gustaría suicidarte.

Guardé lo último que saqué para el refrigerio y salí de la cocina dejando a Aaron sin habla.