¿Te importa?

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Al cabo de unas 2 horas, desperté.

El reloj se encontraba sobre mi cómoda. Deseaba ver la hora pero algo o más bien alguien me lo impedía.

El chico del parque me abrazaba como si fuera un oso de peluche, envolviéndome completamente con sus brazos. De alguna manera logré escapar de esa prisión para ver la hora e irme a cambiar. Ya iba tarde para mi clase de boxeo.

Entré en el pequeño baño diseñado por mi tío. Puesto que guardaba todo tipo de ropa en mi refugio simplemente tomé unos pantalones deportivos cortos negros y una camiseta de tirantes roja.

Cuando iba al gimnasio no me gustaba usar las vendas así que las quité y las tiré al bote de basura que estaba en la habitación. Estaba armando un pequeño plan de estrategia para llegar a tiempo cuando sentí como alguien me abrazaba por detrás.

Por instinto le di un codazo en las costillas y luego recordé que lo más probable es que el chico del parque sea al que acabo de golpear. Me di media vuelta.

-Dísculpame. No era mi intención golpearte.- Le dije un poco preocupada. 

-No te precoupes se pasará.- Vio mi ropa deportiva y su expresión se oscureció.

-¿Vas a ir a correr?- Su mirada decía que me lo impediría.

-No, solo voy a mi casa.

Trate de pasar pero no me dejaba.

-¿Te importa? Voy a llegar tarde.

-Si y mucho, no puedes caminar con eso- Dijo viendo mis heridas.

-Óbservame.

Caminé hacia la puerta y comencé a correr como si me persiguieran, iba a llegar tarde y todo por culpa del tipo ese.

Siete en punto, justo a tiempo para la clase.

Entro al recinto y veo que los chicos han empezado sin mi.

-Eh, guapos,¿por qué no me esperan?

Todos se sorprendieron de verme ahí, supongo. Ellos saben lo mucho que odio los primeros días de clase y que permanezco encerrada todo el día en mi habitación.

Ellos son como unos segundos hermanos para mi, nos conocimos la primera vez que decidí venir. Era una debilucha, torpe que ni siquiera sabía distinguir entre un kiap y un cross.

-Eh,pensábamos que no ibas a venir.

-¿Por lo de siempre? Necesito desquitarme con algo.

-¿Oponente?

-Oh si.-Mi expresión era de una satisfacción total. Amaba a estos chicos. Siempre sabían que hacer para mejorar mi estado de ánimo.

Connor se abalanzó sobre mi y yo le di una buena patada. Comenzamos a pelear pero alguien me aparto y comenzó a golpear a Connor. Era Aaron. ¿Qué acaso está loco? Primero viene y me insulta y ahora golpea a mi oponente. 

-¿Te importa? Es mi oponenete.

Gruñó algo pero siguió golpeando a Connor. Esta si la pagarás caro Aaron.

Cuando terminó, se acercó a mí un poco preocupado por mi salud. ¡Já! Ni él se lo cree. Lo miré despectivamente, llamé a los chicos y nos fuimos de ahí, listos para disfrutar una noche de lunes viendo películas y hablando de como lo vamos a ahorcar por dejar a Connor así.

La perfecta noche. 

Ahora, lo único que me pregunto es como el chico del parque sabe donde está mi refugio.

He armado este capítulo, espero que lo disfruten. Pronto se sabrá el nombre del chico del parque. Primero lo tengo que investigar. Tengan un guapísima semana sobre a todos los que tienen exámenes. (Lo sé, soy malvada)

Gracias por leer.

Las vueltas de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora