La chica de ojos grises

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Amanecía otro hermoso día en Rumania. El sol brillaba, demostrando que nos encontrábamos en verano.

Charlie, a pesar de estar trabajando, hoy tendría el día libre, bueno hoy y mañana. Era el cumpleaños de su único cuñado y tenía que ir, no podía dejar que se relajase y pensase que no seguía a prueba.

Echaría de menos a sus dragones, sobre todo a la hembra que llegó haría nada más y nada me la que cinco meses, sus huevos se abrirían de un momento a otro y eso es algo mágico, algo precioso de ver.

Perezosamente se levantó de la cama e hizo una maleta expres. Se tomó un café antes de ir a su verdadera casa: La Madriguera.

Realmente añoraba a su familia, vivir lejos con un trabajo alucinante tiene su precio, bastante alto, dicho sea de paso.

Fregó su taza, le daría pereza limpiarla la noche siguiente. Cogió su mochila y se dispuso a aparecerse cuando alguien llamó a la puerta. Fastidiado, él se acercó a la puerta, ¿quién se atrevía a molestarle un día libre? Seguro que era Gustave, que no era capaz de cuidar ni de él mismo y habría olvidado que hoy no iría a trabajar.

Para su sorpresa, cuando abrió la puerta halló a una joven, parecía algo nerviosa y llevaba consigo una gran bolsa.

- Buenas.- dijo él rompiendo el silencio.

Ella levantó su cabeza y le miró con sus ojos grises. Eran penetrantes y te hacían olvidar lo que estabas haciendo, te hechizaban. Esos ojos...

- Buenas, estoy buscando a...- dijo ella sacando un papel arrugado de su bolsillo del pantalón.- Charles Weasley.

- Soy yo.- dijo él, la chica no parecía conocer muy bien el tenía acento ruso así que ella empezó a hablarle en inglés, pero ya que le buscase simplemente le había puesto nervioso.

- Creo que debería sentarse, la noticia puede ser... delicada.- dijo ella pero Charlie no retrocedió. Tenía que zanjar esta asunto pronto, su familia le estaba esperando.

- Soy fuerte, yo lo aguanto todo.- dijo él sonriendo y bloqueándole la visión del interior de la casa a la joven.

Ésta tomó aire, todavía seguía nerviosa. No sabía siquiera si había entendido bien la letra de su madre.

- Señor Weasley, me complace anunciarle que tiene usted una hija.- dijo y Charlie comenzó a reír. Él no tenía hijos, no tenía familia, sólo sus sobrinos, que no eran pocos. Ante aquella reacción del señor Weasley la chica le dio una carta algo arrugada también, con un sobre rojo.- Véalo si no se lo cree.

Eso puso más nervioso a Charlie, y él sólo solía ponerse nervioso cuando un drago le iba a matar o estaba realmente enfermo. Abrió la carta y se dispuso a leer bajo la atenta mirada metálica de la chica:

"Querido Charlie,

Sé que por supuesto no me recordarás, y mucho menos recordarás la maravillosa semana que pasamos juntos cuidado a colacuerno, y por eso esta noticia te sonará a bulo. Por eso hice las pruebas de paternidad, que vienen en las siguientes hojas de la carta. Esta chica que está frente a ti, seguramente nerviosa, porque ya haya leído esto aunque le prohibí que lo hiciese y por eso ahora el papel este arrugado, ella, Charlie, ella es tu hija.

Nació el 2 de abril hace unos años, no te voy a especificar cuantos, porque si recibes esto, es porque he muerto.

Y estaré muerta porque estoy de expedición en las altas cumbres asiáticas, en busca de nuevas criaturas que estudiar. Pero, como de mi, eso tampoco lo recordarás.

Te pido por favor, que cuides de ella. No te he pedido nada en años. Ni siquiera te pido que la reconozcas como hija tuya. Sólo dale un lugar para vivir, ella es bastante agradecida y se porta bien. Quizás entre en una época rebelde tras mi muerte, estábamos muy unidas, pero se le pasará pronto.

La hija de Charlie [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora