Ella lo sabe

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Charlie tenía pensado aparecerse al lado del traslador, ese gato de yeso del callejón de la perpendicular de la avenida principal, pero debido a la voluminosa bolsa de Lottie no iba a ser posible.

Caminaron durante largo y tendido. Iban charlando, o más bien lo iba haciendo Charlie explicando las relaciones de su familia con nombres y edades que Lottie olvidaba nada más él las mencionaba.

Llegaron al callejón y Lottie hizo una mueca, ¿que hacían en un callejón? Deberían aparecerse en un avión o algo parecido.

- ¿Has viajado alguna vez en un traslador?- le preguntó Charlie cuando llegaron al final del callejón y ella negó con la cabeza. Había oído hablar de los trasladores, pero nunca los había utilizado.- Bien. Aquí tenemos la primera enseñanza padre-hija.- dijo él.

Realmente se lo estaba tomando mucho mejor de lo que él mismo había pensado en un principio. Esta chica no era como él pensaba que eran las chicas de esta edad, su madre, sin duda Rachel tenía un don para todo, hacía a la gente de su alrededor, simplemente, grandiosa.

- El gato es el traslador.- dijo él señalando con la cabeza al gato de yeso cercano a ellos.- pondremos la mano a la vez. ¿De acuerdo?- dijo él y ella asintió, le pareció sencillo.- Elige y color de cabello, Lottie.- le recordó y lo puso castaño, por su madre.- A la de tres. Uno... Dos... Y tres.- dijo Charlie y ambos tocaron al gato.

Lottie experimentó una extraña sensación. Sentía como si diera vueltas en un torbellino en el aire, cuando abrió los ojos vio claramente como caía en un lodazal, junto a un gato de yeso. Se giró a buscar a Charlie, el bajó del cielo sin comerse el suelo y eso le dio rabia a Lottie, ahora parecía una estúpida delante de Charlie.

Cuando se levantó y sacudió su ropa pudo ver que había a su alrededor: maleza. Hectáreas de maleza.

- Sígueme.- le indicó Charlie.

Tras estar andando unos veinte minutos, consiguieron salir de la maleza. Y entonces Lottie vio por fin donde se alojaría. Una casa, bueno, o eso lo llamó Charlie. Era una reconstrucción de habitaciones unas encima de otras que parecía que se iba a caer si una mariposa aleteaba demasiado cerca de ella.

"Si, si que parece un hogar." Pensó irónicamente Lottie.

No tuvo tiempo de pensar más, pues la puerta se abrió dando paso a una gran multitud curiosa que se acercó a ellos.

- ¿Charlie?- dijo una señora mayor, achinando los ojos. Claramente no creía lo que ellos veían.

- ¿Qué pasa familia?- dijo este intentando recibir abrazos pero todo el mundo tenía sus ojos puestos en la chica.- Eso, yo también os quiero.- dijo acercándose a abrazar a su madre dejando a Lottie allí plantada sola.

- Pensé que no tendrías nunca novia, y apareces con una colegiala.- le dijo ella y le dio una colleja... Si supiera la verdadera historia...

- No es mi novia.- dijo y toda la multitud pareció suspirar de alivio a la vez.- Es la hija de una amiga. Ella... Ella ya no está con nosotros y me dijo que si eso pasaba, que yo me ocupase de ella.- dijo él y miró a Lottie, necesitaba apoyo para que le creyeran.

- Si, mi madre... Bueno.- su pelo parpadeó, claramente nunca había estado tan nerviosa, no desde su primera audición de ballet.- Murió recientemente.- terminó la frase.

- Oh, cielo.- dijo la madre del Charlie, acercándose a ella.- Estas pequeñas criaturas no deberían sufrir tanto.- dijo ella abrazando a Lottie, la cual se quedó sorprendida pero respondió el abrazo.- Ahora estas en mi casa, y aquí todos seremos tu familia.- dijo ella y a Lottie le entraron ganas de decirle que así era, pero sino temía que Charlie la abandonara.- Bienvenida a la madriguera, cariño.- dijo la mujer señalando la "casa".

La hija de Charlie [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora