Sus manos sudaban y una fina capa se había alojado en su frente.
Dió otra embestida y para que se corrieran los dos, llenos de placer.
Tara gimió junto con Rubén, Rubén procedió a sacarle unas esposas con las que había atado las manos de Tara para poder jugar con su hermoso cuerpo.
– Papi - Gimió al sentir los dedos de Rubén danzar en su feminidad - Ahh. Dios, para duele.
Rubén dejó de hacerlo por más que le guste el sexo algo lo había impulsado a dejar de hacerlo.
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Hola,
Me estoy muriendo de sueño, así que con permiso me iré a dormir.
Nos vemos♥