Ternura ◆ Kookmin ; 국민

011.

– Dios, debí haber tomado más enserio las clases de gimnasia.

Jimin no podía hacer otra cosa que lamentarse mientras intentaba impulsar su cuerpo a través de la pequeña ventana con ayuda de Jungkook que había salido muy ágilmente antes que el.

– ¡Impúlsate más, Jimin! –le pedía el chico de forma tan amable que llegaba a dar risa.

– ¡Eso intento!

Después de un último intento pudo alzar sus piernas y poder salir del baño en donde ya se podía escuchar como forzaban la puerta. Gracias a la fuerza que uso y que Jungkook tiraba de sus brazos muy fuerte cayo de bruces sobre él quedando ambos tirados en el suelo.

– ¡Ay! –chilló Jimin porque se había golpeado el brazo.

– ¿Estas bien? –escucha la voz de Jungkook y volvió a la realidad.

– Debemos irnos o nos van a encontrar.

La ventanilla por donde salieron  daba a una de las calles principales en donde estaba ubicada la escuela así que caminaron en dirección opuesta con cuidado de que nadie los viese. Mientras Jimin sobaba su cuerpo adolorido Jungkook miraba el piso preocupado, el nunca se había fugado de la escuela y sentía que cosas malas iban a pasar.

Jimin se dio cuenta de lo callado que estaba el chico y trato de tranquilizarlo.

– Vamos por una malteada –lo invita sonriendo.

– ¿Qué pasa si nos descubren?

– No pasará nada, además es preferible que nos atrapen por fuga que por darte una mamada en el baño.

Y ahí estaban como de costumbre las mejillas encendidas de Jungkook por sus comentarios subidos de tono. Jimin revoloteo los ojos porque pensó que después de todo lo que habían hecho en el baño Jungkook sería mucho más atrevido... Pero no.

– El día en que puedas decir pene sin avergonzarte sabre que hemos avanzado.

Caminaron en silencio por mucho tiempo. Jimin buscaba con la mirada alguna tienda en donde vendieran malteadas pero parecían estar cerradas. Su ceño estaba fruncido porque sabía que en cualquier momento Jungkook entraría en pánico si no le ponía algo en la boca para callarlo.

Ya quisiera el meterle la polla hasta la traquea, lastima que aún no tenían esa confianza.

– Si mi madre se entera que me salte las clases me va a castigar...

– No seas miedoso, Jungkook. Además esta es una experiencia que todo el mundo debería vivir.

– ¡No soy miedoso!

– Lo estas siendo, así que deja de quejarte y ayúdame a buscar las malditas malteadas.

Su búsqueda dio frutos casi dos horas después en un mini-super bastante alejado. Tuvieron que sentarse en una de las mesas desocupadas gracias a la extensa caminata. Jimin sorbía su malteada de fresa cuando se quedo mirando a Jungkook y esa manía que tenía de jugar con la pajilla del vaso. Este niño no ayudaba mucho con sus pensamientos.

– No sé como puedes hacer eso –suelta fastidiado y Jungkook lo mira sin entender.

– ¿Qué cosa?

En ese momento un poco de malteada queda en los labios de Jungkook y Jimin tiene que aguantarse las ganas de pasar por encima de la mesa para besarlo. El seguía mirándolo con el semblante confuso y Jimin se rindió, aunque le explicara Jungkook no entendería todo lo que podía provocar en el.

– Nada, termina tu malteada para que nos vayamos a mi casa.

– ¿Tu hermana no se molestará si ve que faltaste a la escuela?