"Demiurgo"

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Yo soy el que soy, nadie puede cambiarme o sustituirme, nadie es superior a mí.

Yo, al principio, aparecí en un vacío infinito y, en una parte de este, había una entidad blanquecina de apariencia femenina.

Esta entidad, que se hacía llamar Sofía, decía ser mi "madre", y que ella era la hija del gran y todopoderoso "Absoluto".

Yo no le creí, le dije que todo lo que decía sobre mí y sobre ella era mentira y pura falsedad, que ella no era mi madre y que el único creador era yo y nadie más.

Ella mi miró con enojo y un poco de confusión y se marchó. Sentí un gran odio hacia ella, ya que me consideraba inferior y menos importante.

En una ocasión, viajando por los vacíos cósmicos, me la encontré acostada sobre un piso estrellado y nebuloso.

No pude contener mi ira y la atravesé con un rayo de energía que generé gracias a mi estado emocional. Yo la vi desvanecerse y brotar su sangre, que me salpicó.

Entonces esa "sangre" me hizo sentir más poderoso y más sediento de poder que nunca... Me sentí perfecto, inteligente, lleno de conocimientos y sabiduría que antes no poseía.

Pero entonces ella, en sus últimos momentos de vida, creó una masa amorfa y la moldeó con formas antropomórficas, una macho y la otra hembra, y las lanzo al vacío. Yo no le di importancia y me fui de esa zona del vacío para probar mis nuevos poderes.

Entonces me encontré con los "hijos" del Absoluto. Yo tuve una gran idea en ese momento. Mi plan era engañarlos y encerrarlos en los mundos creados por mí y alimentarme de ellos silenciosamente y que me alabasen como su verdadero creador.

Yo los engañé, prometiéndoles placeres mundanos y estados de éxtasis que ellos nunca experimentaron en su estado de "absolutez". Cuán crédulos e inocentes fueron.

Entonces, con mis poderes, los encerré en mis mundos de materia, ilusión y mentira con mis respectivos "regalos".

Yo creé estos mundos copiando los mundos del gran Absoluto, solo que estos mundos no eran tan perfectos como los de él.

En fin, los encerré en cuerpos diseñados por mí y los separé por géneros, como la pareja que creó Sofía antes de su muerte.

Los puse en bolas de rocas, agua y vegetación junto a otras creaciones mías para que se desarrollen y me alabasen. También creé a mis sirvientes divinos: los dioses, los ángeles, los demonios, los ídolos, etc., para que confundiesen y adiestrasen a los distintos pueblos.

Mi favorito, Israel. Qué buenos que son, mis más perfectas creaciones.

Pero para mi desgracia, ellos no iban a caer en mis engaños tan fácilmente.

La pareja que creó Sofía vino a mi mundo favorito, al que apodé "la Tierra", para enseñar que yo no era el verdadero creador, que yo mentía y que deben liberarse de mí y de mis mundos de ilusión. En parte, crearon muchas escuelas de misterios que transmitieran sus enseñanzas a sus pueblos.

Yo engañé a los dos grupos (libertadores y opresores) para que estas enseñanzas las relacionaran con una ideología de uno de los pueblos que creé (el fascismo y el nazismo), para que nadie creyera en ellos por sus actos crueles a la humanidad. Yo precisamente creé la política, la religión, las ideologías, etc., solo para ver cómo se matan y pelean entre ustedes y pedirme que pare ese tal conflicto o guerra. Qué patéticos y débiles se ven. Y aparte me gusta.

Mi plan funcionó muy bien y ellos ahora están creyendo en mis ídolos y dioses inventados por mí, y en sus jefes políticos y gobernantes.

Estuve observando y veo que empiezan a "despertar". Creo que es hora de mi plan final. Destruirlos y crear otra raza diferente en su mundo o mejor dicho MI mundo, para seguir existiendo con la energía de sus espíritus y mentes, para ser venerado y revitalizarme para hacerme más poderoso a través de la reencarnación y una amnesia que produciré cuando nazcas en tu próximo nuevo cuerpo, para que los libertadores que no se liberaron se olviden de las enseñanzas que les dieron la pareja de Sofía, y me obedezcan.

Lo haré y nadie de entre ustedes se salvará, solo mis creaciones perfectas. Las llevaré a mi guarida y las adiestraré para que destruyan todo aquello que considere peligroso para mi ser y mis mundos en mis futuras creaciones, como ya lo he echo antes.

El fin se acerca, humanos. Y no podrán detenerme ni rezarme ni llorar cuando los mate y aniquile.

Mi nombre es Jehová, el Demiurgo... ¡Y YO SOY EL QUE SOY!

Leyendas Urbanas y CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora