Capítulo 10

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La noche era fresca, adornada con un sinfín de estrellas y una luna brillante que, de no ser por aquellas nubes negras y espesas, bañaría con su radiante luz pálida hasta el rincón más desapercibido. 

Un silencio puro y reconfortante era la única compañía que tenia Louis, después de una «acalorada.» charla con aquel ser egocéntrico de cabellos rubios y ojos azules ridículamente atractivos. Era absurdo percibir aún la mínima pizca de belleza en alguien que parecía incapaz de razonar con cautela y gozar de sus dotes tan sólo para cometer sus egoístas y macabros fines. 

Iba golpeando una piedra durante todo su camino por las calles infestadas de ratas y de unos olores inconfundibles a perfumes de dama, sin duda éstas abusaban de ese mágico producto. Además de que observaba con recelo a las familias completas que gozaban de un espectáculo de teatro en una esquina vulgar, al igual que los tantos que rondaban por ahí. 

La población crecía en un abrir y cerrar de ojos, así como las ratas, por hacer una brusca comparación. Sin duda alguna sería un buen espectáculo para él, el ser testigo del desarrollo de la población mundial hasta el fin de los tiempos, sin dejar pasar que tal vez se convertiría en un duro crítico de las acciones humanas, pero vamos, ¿Quién era él, sino una pobre criatura de la noche, para juzgar la maravillosa creación del Señor? Tal vez un defecto en la naturaleza era lo que le tocaba representar, como todo buen vampiro. 

Después de haber compartido su sangre en un acto de compasión, más que nada, se procuró de una sangre amarga y que lo llenó hasta el punto de dejar más de la mitad del líquido en el cuerpo de su víctima. No se preocupó por esconder el futuro cadáver, solamente un poco de su saliva curó los dos orificios en el cuello de aquella persona que no tardaría en morir. 

Durante los siguientes días la actitud que Lestat y él mantenían cuando estaban juntos era tranquila, sin exaltaciones ni duros reproches. Tal parece que los malos ratos eran agua pasada. 

De vez en cuando la compañía mutua le resultaba reconfortante, pues desde su transformación dio por terminado todas los lazos con los humanos. Además de que sus sospechas eran cada vez más ciertas: los vampiros preferían la soledad, tal vez por eso nunca había visto a uno salvo él y Lestat. Si era así, entonces no había opción más que seguir siendo el pupilo de alguien ridículo. 

Ultimamente había tenido esa costumbre de salir solo, a disfrutar de una maravillosa obra de teatro o para observar las novedades de aquella ya su ciudad. 

De vez en cuando una vaga imagen de aquella vampiresa de cabellos rojos y abundantes venía a sus pensamientos, una y otra vez sin el menor sentimiento provocado. Dejando un escalofrío en su piel de mármol, mientras que en su interior una desesperada voz llamaba al encuentro de esa mujer, de seguirla o remover hasta en la tierra en busca de su rastro. Pero no, eso sería una contradicción. 

Una chaqueta de terciopelo azul, junto con un pantalón blanco y unas botas de piel le hicieron parecer menos a una sombra, de entre en medio de una multitud y unos carruajes que de vez en cuando atravesaban las calles. Silencioso aparecía de aquí para allá, sin rumbo fijo, cansado de la rutina. 

Unas suaves notas de piano llegaron hasta sus finos oídos, logrando captar su atención y hacer una repentina parada frente a un local con una esmerada fachada, aunque éste parecía estar cerrado no dudaba que la melancólica melodía tenía su origen en  sus adentros.

Tal parecía que una delicada mano tenía ese poder de ejecutar tan nostálgicas notas, de crear un sonido como ningún otro hasta el punto de querer complementar esa música con una exquisita voz y sentir en carne propia su creación y ser parte de ella, al unísono. 

Pero, no había presencia de un ser humano adentro, de modo que esas encantadoras y tristes notas no eran ejecutadas por alguien 'Vivo' aunque sus poderes para detectar a otro de su misma especie eran pobres, por decirlo así, no podía asegurar de que en efecto, un vampiro estaba en el interior. 

Via Nocturna | Lestat;Louis |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora