Capítulo 5

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Ambos se miraron fijamente, haciendo de aquello una situación bastante tensa. Lo siguiente podría terminar de dos maneras, pero antes de que alguno de los dos se atreviera a moverse se escuchó el ruido de una taza quebrarse en el suelo. 

Titubeante, Marcelo volteó y con los ojos desorbitados recorrió de manera estupefacta el cuerpo, que debía estar derrumbado sin vida, moverse. Miró con miedo la camisa, ensangrentada, pero la piel se le erizó al notar que la abertura estaba cerrada. La enorme herida había curado de una manera tan sobrenatural y no daba crédito. Era como un milagro; Un milagro sumamente desagradable. 

— Qué agradables pueden ser algunos humanos —. Dijo, caminando mientras se limpiaba el polvo adherido a sus pantalones.— No, más bien, entretenidos. 

Caminó pausadamente, con mirada desdeñosa y una mueca que, podría tomarse como sonrisa. 

Ahora la palabra 'inmortalidad' tenia mucho más peso y valor. Cada tejido de su piel era regenerado casi tan rápido como era destruido. 

Con un movimiento, a penas comprendido por Marcelo, fue a parar cerca, demasiado cerca de él. Lo tomó del cuello con una sola mano y lo despegó del suelo a penas unos centímetros. 

Los gritos ahogados indicaban que lo estaba lastimando, pero se mantuvo sereno, mirando a los ojos de aquel humano. Los ojos que ahora escurrían en gruesas gotas de coraje. De no haber sido por ese ataque de cobardía tal vez y su muerte la hubiera hecho más rápida y menos dolorosa. En cierta ocasión habría preguntado por el significado  de aquel conjunto de imágenes, pero las palabras no le salieron. Y, a decir verdad, las acusaciones le habían dolido más que aquella estaca en su corazón; De haber estado en sus manos habría investigado quien era el responsable de la masacre, llevárselo a Marcelo y darle aquel privilegio de hacer justicia, pero, Lestat no tenía la necesidad de ser el héroe ni de dar la justicia a quien la demandaba, pensó éste. Ya tenía tiempo que dejó de obsesionarse con hacer el bien, que, era inútil tratar de salvar su alma del infierno en la forma que ahora tenía, claro, si es que existía algún infierno. 

No haría tratos ni suplicaría por su salvación. 

Lo atrajo hacia si, acercando su rostro al cuello del entonces tembloroso Marcelo. Aspiró su aroma, todo su ser, abrió la boca y los colmillos fueron a romper el tejido de la salada piel, con brusquedad. Cerró los ojos y dejó que la sangre pasara por su boca. Nada era capaz de interrumpir su momento de gloria. 

Abrió sus ojos mientras la sangre corría, y miró a Louis, quien ni parpadear podía. Éste quedó tan desconcertado, pero al mismo tiempo miraba asqueado la escena. Notó que sus venas estaban saltadas, aquella acción le causó apetito, aunque antes de llegar a presenciar lo ocurrido se procuró de alimentarse, y eso era evidente en su piel tierna y menos blanca. 

Se apartó con la boca llena de sangre y se acercó al oído de su víctima. A decir verdad, durante todo el proceso fue acercando más a él aquel cuerpo tembloroso, cada vez más debilitado, y mediante su mano colocada en su espalda sintió la pérdida de fuerzas y la resistencia que había sido cesada, casi tan rápido como la sangre fluía en su boca y ahora yacía corriendo por sus venas. Su impaciencia estaba siendo aplacada por el éxtasis tan dulce, delicioso, y por los débiles latidos que percibía del cuerpo contrario, estando tan cerca. 

— Nosotros no existimos, nunca fuimos reales —. El susurro y descaro de aquellas palabras, simplemente quedó en el aire. 

Nuevamente se pegó al cuello del moribundo hombre cual sanguijuela. Esta vez las últimas gotas de sangre logró sacar. Ya no quedaba más liquido. Seco quedó. 

Antes de que dejara caer el cuerpo, con una mano lo sostuvo como hasta ahora y observó la agonía del futuro cadáver. Aún no había muerto, sin embargo la mitad de su espíritu había salido del cuerpo y su rostro, su rostro no dejó de tener la expresión horrorizada. Lamentable era que noche tras noche viera casi las mismas expresiones. Examinó el rostro y trató de grabarse esos últimos gestos.  

Via Nocturna | Lestat;Louis |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora