CAPÍTULO 3-ARIELLE

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He visto a chicas bonitas colisionar,
a pedófilos confesar,
y ranas a medio besar.
He visto sus cristales de metralla,
sus tobillos en tensión,
su sed de explosión,
y la certeza de que sin dolor no podemos escribir palabra.
Sin embargo no he visto a nadie reconocer conducir o follar mal,
vomitar el corazón sin escupirlo
o el caos incongruente.
Que sí, que ya, que estamos muertos, que nunca he tenido nada en contra de que te corras sin avisar, ni de las curvas, ni de las rectas, ni del vello, ni de las ojeras de tus huesos.
-Versos no aptos para corazones arrítmicos, @cacadeunicornio
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Cierro los ojos. Una de sus manos está masajeando mi trasero y con la otra se aferra mi cintura y mueve ligeramente las caderas creando fricción en nuestras partes estratégicas. Tengo que pararlo, pero no quiero y gimo cuando éstas se hacen más intensas.

Nos quedamos paralizados cuando una luz blanca nos alumbra, –¿Hay alguien ahí? – una voz masculina y gutural dice en tono autoritario, el Fénix se ríe y veo que sus ojos están inyectados en sangre. –No es gracioso, tenemos que irnos. – siseo con el corazón en un puño, me levanto y lo obligo a seguirme por la oscuridad.

No sé cómo, ahuyentamos a Seline y al policía, damos a un lado de la calle y me doy cuenta de que estamos cogidos de la mano. Sus manos siempre están calientes y eso me transmite calidez. –¿Cómo te llamas? – pregunto mirándolo fijamente. –Ya sabes, tu verdadero nombre. –

Su buen humor ha desaparecido, de hecho, creo que está esbozando una mueca. –No es nada del otro mundo, ¿sabes? –suelta con desgana y empiezo a entender que este tema le trastorna. –Ésa persona murió en ese incendio, ése nombre no me define en absoluto, dejé atrás tantas cosas... – noto el amargor en cada una de sus palabras y le doy un apretón cariñoso en la mano en modo tranquilizador. –Entiendo lo que es sentirse muerto y dejar personas atrás, de veras, así que no voy a presionarte. – sonrío y me observa atónito, como si no pudiera dejar de hacerlo, como si quisiera decirme algo. Pero no lo hace.

Llegamos en silencio hasta la puerta de su piso y me doy la vuelta para alcanzar al pomo del mío. –Buenas noches. – le digo sin mirarle y entonces encaja el agarre de mi brazo con su mano, le miro y se está mordiendo el labio, aún tiene los ojos rojos y tiene el pelo alborotado. –Espera, Tess... – murmura con la voz apagada. –Me llamo Alex. –

La puerta de su piso se abre y ambos damos un respingo, del interior aparece una chica. Está llena de tatuajes, tiene el pelo largo y negro lleno de tirabuzones, debe llenar un ciento cinco de busto y tiene las piernas delgadas. Viste una sudadera abierta de él y lleva a Mr. Pixel en brazos.

–-¿Entras ya o no? – pregunta cortante, me doy cuenta de que tiene una peca cerca de los labios y lleva unas gafas de pasta negra. La fantasía sexual de cualquier hombre.

–¿Eres amiga de Alex? Un placer, yo soy Arielle. – dice después de dos minutos, en cuanto se da cuenta de que existo y no sé si me duele más el corazón al pensar que esta semidesnuda en su puerta o que sepa su nombre, me trago el nudo que se está formando en mi garganta y sonrío falsamente –No, ni siquiera diría amigos, adiós. – me libero de su agarre, introduzco las llaves y me meto en casa de un portazo. Rebeca y Cecilia se acercan en pijama con cara de preocupación desde el comedor y me rodean.

–Tessa... – para cuando pronuncian mi nombre ya estoy sollozando y siento que no puedo parar. Me siento engañada y frustrada. Me duele el pecho. No pensaba que me importase tanto. ¿estoy celosa? Me asfixio. –Lo siento, lo siento. – gimoteo apartándome de ellas y entro en mi habitación para luego cerrar la puerta. Me repito a mí misma que él no es de mi propiedad, que hace apenas nada que nos conocemos, que él es el Fénix y yo soy una rata de biblioteca.

Aire Urbano [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora