ღ S E I S ღ

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No sabía con exactitud cuánto llevaba encerrado en aquella habitación, pero aseguraba que se estaba ahogando y debía salir, aunque el miedo y un sentimiento desconocido le impidiera aquello.
Después de que su amigo le dejase sólo con aquel trozo de papel que le indicaba no acercarse a ciertas áreas y básicamente las reglas del lugar, se quedó sentado en su nueva cama observando intensamente la puerta, como si ésta de la nada se fuera a abrir con ello.

Cansado de esa acción, decidió finalmente ponerse de pie y aproximarse a la puerta preparándose para lo que próximamente encontraría trás ésta.
Reteniendo todo el oxígeno posible en sus pulmones abrió la puerta de su habitación con miedo, pero al observar que simplemente no había nada al otro lado más que un extenso pasillo blanco, soltó el aire y caminó casualmente por cada pasillo hasta llegar a donde escuchaba claramente murmullos, risas e incluso cubiertos resonar contra platos de cerámica. Aparentemente, el comedor.
Había olvidado que también los alimentaban en ese lugar. Ridículo, pero sus nervios lo tenían así.

Apenas cruzó la puerta, el murmullo y cualquier otro sonido se detuvo de golpe, siendo reemplazado por un silencio que no hizo más que tensarle. ¿Por qué le observaban? ¿De verdad se hacía notar si era nuevo?

— ¡Ey, tú! —Ladeo la mirada, encontrándose con un par de chicos que se aproximaban a él, uno de cabellos rubios y otro de cabellos castaños, el último resaltaba por su altura ligeramente y ambos traían al menos dos perforaciones en cada oreja.— ¿Nuevo, eh? —Soltó con una enorme sonrisa el rubio.— Es un placer, soy V, y el chico callado que tienes aquí es JK. —El mencionado le miró examinandole con la mirada hasta que mostró un pequeño brillo en sus ojos, acompañado con una sonrisa.— Y no es muy hablador por lo que notarás. En fin, ¿cuál es ru nombre?

— Chan... ChunJi. —Se auto corrigió antes de decir su verdadero nombre, suponía que la mayoría no utilizaría su nombre jamás por lo que él haría lo mismo.— Un gusto, supongo.

Extendió la mano, y antes de que V y JK la estrecharan, sintió un líquido caliente descender desde su cabeza hasta su ropa, seguido de un aroma repugnante y después algo espeso y frío reemplazó lo caliente.
Cuando empezó a sentir un ardor, finalmente reaccionó, echándose hacía atrás haciéndole tropezar, y por simple acto reflejo, intentó sostenerse de lo que fuera aferrándose a un carrito que tenía los alimentos y bebidas de todos que pronto terminaron en el suelo, bañándose nuevamente con cada uno.

Lo primero que escuchó fueron un par de carcajadas que llamaron su atención, carcajadas a las que pronto se les unió todo el comedor, y lo siguiente, fue el sonido de dos platos de cerámica siendo arrojados a centímetros de él. Alzó la mirada y se encontró con la mirada burlona del castaño y el rubio.

— Bienvenido al infierno, nuevo. Por cierto, creo que tendrás que limpiar y darte una buena ducha, el aroma de esa sopa no es bueno. —Soltó aguantando las risas JK, para después, mostrarle su muñeca, donde descansaba una pulsera de un color negro.

— Lo siento, era una prueba. —Se excusó el rubio.— Se supone que no debiste ni siquiera contestarnos el saludo o mirarnos. ¿No te lo dijeron? Lo dudo mucho, pero ahora que lo has hecho, no hay vuelta atrás. —Sonrió como un niño que estaba satisfecho al ver que su travesura había salido mejor de lo que esperaba.

— JK, V. —De pronto, una tercera voz les llamó con cansancio. — La comida de los demás... GD se enfadará. —Habló un chico de cabellos negros que era el más bajo de los tres. Quien al igual que los llamados, tenía una pulsera del mismo color y perforaciones.— Tendrá que volverla a pedir y a poner, pero no puede hacerlo estando así de... Sucio. Tendrán que hacelo ustedes, y pronto, porque al menos los demás han desaparecido después de ver cómo acabó el show. Yo también me iré a nuestro comedor.

°˖✧ B l i n d ✧˖°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora