En silencio se ama mejor.

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Quizás ya era muy tarde, la única luz que con debilidad iluminaba era la de la luna reflejada sobre las cortinas de aquella ventana. Un suave viento que las hacía bailar por encima de los dueños de aquellos murmureos cómplices, era también culpable de que algunos mechoncitos plateados se resbalaran despeinándolo un poco más.

De alguna manera lo habían logrado. Entre toda esa oscuridad del cuarto, entre acolchados y sábanas frías, habían creado un pequeño paraíso. Una burbuja que los mantenía atrapados luego de todo lo que había sucedido, porque el estrés que habían sentido horas antes ya se había desvanecido, porque Makkachin se encontraba de maravillas y porque Yuri había conseguido pasar al Grand Prix Final.

A pesar de que era tarde, ambos se mantenían despiertos. Para Víctor ya había dejado de importar cuán profundas se volvían sus ojeras con cada minuto que pasaba si así podía continuar mirándolo. Sabía que aquél muchacho que tenía entre sus brazos lograría quedarse dormido automáticamente si cerraba los ojos por sólo un segundo.

Pero... ¿para qué? ¿Para qué quitar los ojos de encima el uno del otro?

Sus cuerpos parecían siameses por lo pegados que estaban. Creando su propio calor para aquél invierno, entrecruzando piernas con dulzura, sus pechos unidos al punto en que seguramente los latidos de ambos corazones ya se hubieron sincronizado en pura armonía.

Y se apretujaban como si alguien fuera a llegar a separarlos, o tal vez... no estaban tan equivocados al creer eso, porque si bien no iba a ser una persona quien lo hiciera, sí el tiempo. Porque el tiempo no perdona a nadie.

... Silencio. No pienses en ello.

Con suaves roces tocaban sus rostros, delineaban con lentitud el labio del otro con las yemas de sus dedos, apartaban con cariño el cabello de la frente. Y se sonreían con esas miradas tan características de ellos, porque no, ellos no sólo se miraban, no sólo posaban la visión sobre el otro como lo harían con cualquiera, porque los ojos de ambos parecían iluminarse de repente cada vez que se veían, llenándose de un brillo especial, único y típico de aquellos que están enamorados a más no poder.
Llegando al punto de que todo ese amor parece desbordarse por los ojos.

Víctor soltó una risita debida a aquello último que Yuri había dicho.

— ¿De verdad hiciste eso? —preguntó divertido, apoyando su frente contra la del otro.

Éste asintió un poco avergonzado, sin embargo era gracioso el hecho de que fue abrazando a todos sólo porque quería sentir lo mismo que le provoca Víctor con sus abrazos.

— Fue como una necesidad —admitió encogiéndose de hombros.

— You are crazy.

— Es sólo que... me sentía lleno de ansia. No sabía cómo estaba Makkachin, cómo estabas tú, qué pasaría con mi puntaje y...

Víctor se separó ligeramente para verle bien.

— Pero patinaste bien. Bueno, no es lo mejor que hayas hecho pero lo hiciste bien.

Yuri estuvo a punto de excusarse, pero su cerebro justo procesó lo que acababa de escuchar.

Esperen... ¿qué?

— ¿Me viste? —preguntó desconcertado a lo que el otro, acariciando su brazo con lentitud, asintió—. ¿Cómo? Creí que estarías ocupado.

— Lo estuve, pero eso no significa que no haga un espacio para verte.

Alguien que llame a una ambulancia, por favor. Estaba por darle algo, quizás un ataque cardíaco por aquellas palabras.

Sus mejillas se sonrojaron de golpe, y hubiera agradecido el estar a oscuras si no fuera que la poca luz daba exactamente sobre él.

Debes saber, Víctor.  [Victuri - One Shots de Yuri on Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora