Vivir allí no era lo mismo que en Hasetsu. O en Detroit con Pichit.
El clima congelaba hasta los huesos, las personas le observaban juzgándole, y el idioma era tan distinto y complicado que, cuando los murmureos llenaban hasta el último rincón de su mente, deseaba desesperadamente correr a encerrarse en algún baño, taparse los oídos con los dedos y, de alguna manera, regresar con su familia, o mejor en su habitación. Solo.
Poder estar en silencio en las aguas termales, porque al menos así tendría la paz mental de saber que nadie le está criticando en un idioma desconocido, aprovechándose de su ignorancia sólo para dar rienda a todo tipo de mal comentarios frente su cara.
Podía adivinar lo que esas voces decían, por el desprecio de su tono, preguntándose seguramente por qué está allí, por qué aún no se ha dado por vencido, y sobre todo; por qué Víctor, la leyenda viviente del patinaje sobre hielo, lo eligió a él.
"Quiero ser odiado por haber arrebatado a Víctor del mundo."
Ya no estaba seguro.
No quería eso, sentirse tan... horriblemente fuera de lugar, menos en un sitio en el cual se suponía que iba a vivir de ahora en adelante.
— Te estás precipitando, Yuri. Llevas un mes viviendo en Rusia, es normal sentirse así. ¿Recuerdas cuando fuiste a Estados Unidos? Estabas igual... Ahora respira, inhala junto a mí —decía Mari al otro lado de la línea.
Ya era una costumbre de ellos; Yuri solía llamar a su hermana cuando necesitaba explotar, llorar, poder desahogarse sobre lo que tanto le frustraba al punto de dejarlo sin aire. Porque no era algo raro en él tener ataques de pánico, cuales se volvían peores en cuanta mayor era la distancia, o menor era la compañía.
Ella lo atrapaba y suavizaba el impacto. Desde niños fue así.
— No sé..., no sé, Mari, no sé, ¡no sé!
Cada vez que abría la boca, el sentimiento de humillación era peor, porque hipaba inevitablemente entre sollozos que trataba de callar al apretar los labios. Odiando estar así, odiando ser siempre así.
Ella podía verle llorar a pesar de no estar allí; con una mano frotando sus ojos enrojecidos por debajo de los lentes, y la otra sosteniendo débilmente el celular contra su oído. Sentado, quizás con las piernas contra el pecho.
Podía adivinarlo porque habían sido muchas las veces en las que le vio de esa manera. Demasiadas para su gusto.
— Quiero volver a casa —dijo de pronto entre tantas otras cosas, mas esa frase fue suficiente para dejarlos en silencio súbitamente, mirando en vacío a las paredes al otro lado, pensando en esas palabras. El menor respiró profundo para poder volver a hablar—. Me siento incómodo..., me siento mal, no entiendo...
— No, yo no entiendo —le interrumpió ella sin dejarle terminar—. ¿A casa? ¿Aquí, Yuri? Dime que es una broma. —Él, sin embargo, no respondió—. Si estuviera el tú de hace cinco años aquí escuchándote, iría a golpearte y fuerte.
Escuchó un suspiro, y ella estuvo a punto de continuar si no hubiera sido porque entendió que había comenzado a llorar otra vez. Se daba cuenta porque le escuchaba taparse la boca, y eso lo hacía siempre para no dejarse oír.
— Estás tirando todo a la borda por gente que ni conoces. Éste, Yuri —dijo con énfasis— éste es tu sueño. No, más que eso, ¿alguna vez imaginaste que estarías viviendo con Víctor Nikiforov? Dime si tu yo de dieciséis años lo imaginó.
— No —murmuró con la voz quebrada.
"Dios, Yuri" pensó Mari al escucharlo. No era de las personas demostrativas en cuanto al afecto, al igual que como era su hermano menor, mas esa voz en él tan rota, y la distancia que había entre ellos, hizo que sus labios se tensaran al pensar en cuánto quería poder abrazarle. Poder decirle que todo estará bien.
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Debes saber, Víctor. [Victuri - One Shots de Yuri on Ice]
Fiksi PenggemarOne-Shots con temática Fluff, headcanon viviendo en Rusia, AU Rey Día y Rey Noche, Primera vez, #BodyPosivity, entre otros. *'¨) ¸.•'¸.•*'¨) ¸.•*¨) (¸.•' (¸.•' ¤ Hay tanto que debes saber, Víctor. Tanto por decir. Por reco...