Obediente

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Sungkyu tiró el libro al piso, comenzando su ritual.

- Pásamelo - le indicó al pelinegro. Dongwoo se agachó rápidamente y recogió el libro del suelo para luego extenderlo frente a Kyu, quien lo tomó y asintió.

Eran las pruebas suficientes. Era tal como quería. Era ideal. Era perfecto. Dongwoo, sin duda sería el segundo elegido.

Caminó hacia los baños, y encontró a Woohyun saliendo del cubículo, lo miró de arriba a abajo sin reparo alguno y sonrió. Woohyun se miró los zapatos, apenado. ¿Andaba algo mal? No podía ser, el chico se había arreglado tal como a su novio le gustaba. Y le gustaba. Tanto, que se acercó lentamente, lo metió al cubículo y comenzó a besarlo con desenfreno. Cuando terminó, acarició su mejilla y después con la mano en su mentón lo hizo mirarlo.

- ¿Recuerdas lo que te dije cuando todo esto comenzó? - susurró Kyu.
- Que el seis era tu numero favorito - citó el menor casi de memoria - Por lo tanto, para que Kim Sung Kyu esté feliz, debe haber otros cinco mas. Kim Sung Kyu es una persona especial, por lo tanto todo lo que hace es de manera especial - .

Y así era, Kim Sung Kyu era un completo genio. Haciendo que todas las personas lo consideraran especial y quisieran estar a su lado, se ganó el cariño de todo el pueblo y su admiración, los chicos querían ser como él, e incluso estar con él. Frunció el ceño, a lo mejor con Dongwoo no era así. A pesar de que tenía todas las características que a Sungkyu le gustaban, siempre parecía estar en otro lado.

- Creo que he encontrado al número dos - dijo mientras acariciaba la mejilla de Woohyun, quien hacía un mohín. Sungkyu se da cuenta del berrinche y toma las mejillas de Woohyun con ambas manos mientras le da un beso casto en los labios - Tú eres mi favorito - susurra.

Sungkyu sale del baño, arregla su ropa y se mira del espejo mientras Woohyun, quien suelta un suspiro, termina de hacer lo mismo. Salen del baño tomados de la mano, y la conversación anterior queda olvidada. Al menos para Kim Sung Kyu.

Dongwoo estaba pensando en Kyu. A decir verdad, lo hacía todo el tiempo. Pero ninguno de sus pensamientos, demasiados puros para su gusto, podrían igualarse a lo que pasaba por la mente del mayor, la cual, sin duda, era una mente llena de lujuria.

Por supuesto, se había imaginado cosas "subidas de tono". Algunos besos, caricias... mordidas. La piel del castaño claro se erizó. Estaba imaginando de mas. Sacudió la cabeza y se dispuso a ir a clase, pero al ir caminando sintió como alguien lo jalaba adentro de un salón y le tapaba la boca. Para cuando Sungkyu quitó la mano de ahí, esta se encontraba llena de saliva del menor.

- ¿Cómo estas... Dongwoo? - dijo Kyu con aire desinteresado.

¿Que como estaba? Asustado, por supuesto. Le había pegado un susto de muerte. Apenas podía respirar.

- Yo... - comenzó a decir - Debo ir a clase -
- ¿Por qué no platicamos un poco? -
- ¿No puede ser después? A mis padres no les gusta que me salte las materias, porque luego tengo problemas con las evaluaciones - agregó rápidamente.

Al instante se sintió como un completo idiota, ¿estaba rechazando al mismísimo Kim Sung Kyu? No podía ser posible... "A ti te gusta Hoya", se repetía mentalmente, pero estaba claro que, desde hace semanas, las cosas ya no eran así. Lo que sentía por Hoya podía ser amor, y del bueno, pero había algo mucho mas grande que lentamente lo atraía hacia su acompañante. Pero... ¿que?

- A la salida... ¿te parece bien? - inquirió Kyu, mostrando una sonrisa de lado que volvería loco a cualquiera. Sin embargo, a Dongwoo le pareció siniestra. Se estaba metiendo en la boca del lobo y lo sabía.

A diferencia del menor, que se sentía como un tonto, Kim se sentía fascinado con el comportamiento de su nueva adquisición, le parecía de lo mas tierno e inocente, algo que claramente Woohyun no tenía. Así hiciera todo el aegyo del mundo, Dongwoo le venía ganando en lo infantil, y por mucho.

- Claro, pero ¿podemos ir en mi auto? Tu moto no me da mucha confianza... - agregó Dongwoo frotándose las manos. Tenía miedo de que dijera que no.
- Por supuesto - entonces besó su mejilla y se fue.

Dongwoo acarició la zona que acababa de ser besada y sonrió, quizá hoy era el mejor día de su vida.

Los Elegidos de Kim SungKyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora