Leal

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Woohyun siempre estuvo enamorado de Kim Sung Kyu. Desde que lo conoció, no hizo otra cosa mas que pensar en él. Cuando se levantaba, cuando comía, cuando se duchaba, y cuando se iba a dormir. Se preguntaba constantemente: ¿que está haciendo SungKyu? ¿Qué hubiera hecho él en esta situación? ¿Qué estará pensando? Pero esas respuestas no habían sido respondidas nunca, hasta ese día.

Ambos chicos habían compartido el mismo círculo social, tanto en la escuela como en el vecindario. Habían ido a las mismas clases por la tarde, campamentos de verano, y obtenido uno que otro detalle de la madre del otro en navidad. Pero no habían compartido algo como una experiencia o un recuerdo, hasta ese día.

No era como si Woohyun nunca hubiera intentado nada, es que no lo había conseguido. E incluso cuando Kim Sung Kyu comenzó a cambiar drásticamente, y se convirtió en la estrella de la preparatoria, Woohyun no pudo preguntarle que era lo que había pasado con él. No había manera de saber lo que le sucedía, hasta ese día.

Y ese día, era un martes como cualquier otro, Woohyun salió rumbo a la escuela como en cualquier día, pero al doblar la esquina algo lo detuvo. Era el sonido de un llanto. Caminó un poco mas, y no podía creerse lo que había encontrado. Nada mas y nada menos que el mismísimo Kim Sung Kyu.

Corrió rápidamente a donde se encontraba, y lo vio atado de manos. ¿Qué esta pasando aquí?, era lo único que podía pensar. Pero ni de eso había tiempo. Un señor salió rápidamente y lo apuntó con su calibre 39.

- ¿Qué crees que estas haciendo? Aún no es hora de que se vaya - cambió la dirección hacía Sungkyu y quitó el seguro.

Todo lo siguiente, sucedió en milésimas de segundos. Para cuando Woohyun reaccionó, el arma ya se había disparado, y el hombre ya estaba en el suelo.

- ¿Estas bien? - dijo Sungkyu rápidamente, tratando de tocarlo aún con sus manos atadas. El menor se apresuró a desatarlas, mientras lagrimas caían de sus ojos. Ni siquiera sabía lo que acababa de hacer.
- Yo... - contestó tratando de reprimir los sollozos, cosa que no estaba logrando - Es que to... todo... - y entonces se echó a llorar desconsoladamente.
Sungkyu tomó su barbilla con sumo cariño e hizo que lo mirara a los ojos.
- Tú... has salvado mi vida -

No volvieron a hablar del tema. Nunca mas. Pero aún sin haberlo dicho, habían hecho una promesa. La de ser inseparables.

Woohyun se levantó asustado en medio de la noche. Había tenido otra pesadilla. No dejaba de soñar con ese hombre muerto, ni su cuerpo tirado en el cemento. Recordaba a la policía interrogándolos, revisando sus limpios pasados, recomendando psicólogos a sus padres. Pero eso no llenaba a Woohyun por completo. Salió rápidamente de la cama y se vistió como para ir a la escuela, aunque eran las dos de la mañana. Se lavó los dientes y arregló su cabello. Tenía que buscar a Kim Sung Kyu.

Tocó la puerta dos veces, pero no hubo respuesta. "Quizá esta dormido", pensó. Al momento, su conciencia le contestó con ironía, "por supuesto que esta dormido, son casi las 3 de la mañana". Volvió a tocar una vez mas, y después de un rato la puerta se abrió, dejando ver a un chico realmente somnoliento. Pero que aún en ese estado, se veía guapisimo. Al instante se reprimió, se suponía que estaba triste, ¿como era posible que estuviera pensando en lo sexy que lucía SungKyu con el pijama y el cabello alborotado? En su linda piel, que casi estuvo a punto de tocar, queriendo sentir lo suave que se veía. Y en sus labios carnosos, quizá necesitados de un beso... esto se estaba yendo demasiado lejos, pensó mientras sacudía su cabeza.

- ¿Ocurre algo? - dijo Kyu, nervioso al sentirse observado.
- Te necesito - susurró antes de lanzarse a sus brazos.

Los Elegidos de Kim SungKyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora