Bondadoso

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Sungkyu acarició la abertura de Jong, y el segundo ahogó un gemido.
- ¿Duele? - susurró el mayor. Reuniendo todas las fuerzas que tenía, Sungjong apenas pudo asentir. Y es que le dolía horrores, sin embargo, Kyu ya había salido de él. - Es normal - dijo mientras le acercaba su dedo.

Sungjong vio el dedo, que estaba cubierto de sangre. "Muy normal ha de ser, que me hayas despedazado el ano", pensó aturdido. Sin embargo, asintió sin decir una sola palabra. Después de todo, eso era lo que había querido, desde hace mucho tiempo. Trató de enderezarse, pero le fue imposible. Se sentía devastado. Rápidamente Sungkyu se puso a su lado y lo tomó por los hombros para ayudarlo a recostarse cómodamente.

- ¿Tienes hambre? Te traeré algo de comer - tocó la punta de su nariz y salió hacia la cocina por un bocadillo.

Sungjong resopló. No era tan malo después de todo. La verdad es que su hyung estaba siendo realmente amable. "Incluso te la metió toda, y sin preguntar", se burló su mente, pero el pequeño apartó el pensamiento de su cabeza y soltó un suspiro. Ni siquiera había dolido, tanto.

Y es que lo que había hecho era algo increíble. Digo, haberlo hecho con el chico mas codiciado de la ciudad, no era cualquier cosa. Para lograrlo había trabajado mucho. Primero tuvo que hacerse notar. Pavonearse de un lado a otro, usando sus mejores ropas. Hacerle ojitos, saludarlo de vez en cuando, y luego no prestarle atención.
Por supuesto, no era como si Sungjong fuera una persona fea, incluso Sungkyu lo sabía. Además, tenía un cuerpo para morirse. Una cintura bien definida, piernas largas y marcadas, un trasero exquisito, brazos delgados, rostro suave y ojos grandes. Estaba precioso a decir verdad. Y era virgen. Era.

Sungkyu llegó minutos después con una bandeja llena de Hot-cakes y la puso a un lado del menor. Sacó una servilleta y la puso en sus piernas. El pequeño solo observaba dichas acciones sin pronunciar palabra.
- ¿Te duele? - Sungjong asintió con la boca entreabierta, hueco que el mayor aprovechó para introducir su lengua con una gran destreza. Después tomó una pastilla y se la dio, seguido de extender un vaso con jugo de naranja. - Esto te ayudará - .

Sungjong hizo el procedimiento y se quedó pensativo, miró a Sungkyu, quien al sentirse observado sonrió.
- ¿Por qué estas siendo tan amable? - preguntó de repente. Sungkyu volvió a sonreír.
- ¿Por qué no serlo? -
- Solo soy... no soy nadie - agregó cabizbajo. Espero unos segundos, y al no obtener respuesta, miró a Sungkyu. Y Sungkyu lo estaba mirando a él. Estiró su mano, acarició su mejilla y observó sus delgados labios. Por un momento quiso besarlo, pero ya no era tiempo para eso.
- Eres precioso, Sungjong - y luego se paró.
- ¿Te vas? -
- Debo ir a un lugar - agarró su chaqueta y llaves, caminó a la puerta y volteó - Pero te llamaré, por favor cierra cuando te vayas -.

Los Elegidos de Kim SungKyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora