Mila.

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Una mañana de primavera, estaba por pintar, desperté con ganas de hacerlo todo el día y así fue, aún que mi madre llegó con su típico -Mila, me tienes cansada con esto, ¿porqué no puedes ser como tú prima Analise que en lugar de perder su tiempo como tú, esta a punto de casarse?- . Nunca me dejaba responderle, se marchaba y me dejaba sola en el jardín, el mejor momento de mi día.

Esa tarde pinte el rostro de un hombre, uno muy atractivo a mi parecer, tal vez para cualquiera sería un marginado, en los años 50's al menos por mi madre, Pinte a un hombre con cabello largo tan bonito como sus ojos atrapantes, un hombre al que jamas había visto, pero que si conociera haría a mi madre rabiar, me casaría enseguida como ella quería, pero no con aquel hijo de su amiga que tenía una mejor posición económica que cualquier otro, aquel que vestía con un traje elegante y un lindo sombrero que resaltaba sus ojos, pero yo no le quería. Me da risa el recordar, aquel fue mi primer pensamiento al ver mi pintura terminada.

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