Sus ojos.

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Pinte al mismo hombre todas las tardes por una semana hasta que noté como mi padre me observa por una de las ventanas de él piso superior que daba al jardín, si mi madre me viera no podría soporta sus regaños.

Después de eso, adapte una pequeña extensión que tenía mi baño, originalmente era un vestidor, uno que jamás utilice, ahora era mi estudio.

A partir de ese día mi vida comenzó a cambiar, ya casi no salía de aquel hermoso lugar y mi testigo, mi mejor escondite para lo que surgió de aquello, debajo de mi amplia cama, tenía un largo estuche de madera que mi padre me regaló al notar que me escondia de mi madre, cabía perfecto debajo de mi cama y ahí guardaba todas mis pinturas, y tenia en un cajon, de lado derecho de mi cama, podria decir que cerca de veinte o treinta bocetos a lápiz del mismo rostro hermoso de aquel desconocido que ocupaba mis días y mis noches, no paraba de soñarlo y no paraba de pintarlo.

Amor al Arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora