Prefacio

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Me he repetido una y otra vez lo inútil que es correr cuando tratas de huir. Al final, aquello de lo que escapas termina alcanzándote tarde o temprano. Generalmente más temprano que tarde. 

Y yo lo sé mejor, he tenido mi cuota de ello. 

Sin embargo aquí estoy; huyendo de todo lo que siempre he conocido pero nunca he aprobado; dándole la espalda al peligro. Desafiando y rompiendo todas las reglas, sus reglas. Creyendo que tengo una oportunidad de escapar por debajo de las narices del diablo sin un rasguño. 

Cuan equivocado ese pensamiento. 

No huyes y simplemente comienzas desde cero. Ellos no lo permitirían, mucho menos a mí. Soy su pequeño tesoro, su más grande ambición hecha realidad. Y por eso, no puedo dejar que me tengan.

El soldado perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora